Siempre me ha resultado curioso y también algo muy de mal gusto cómo cada gobierno ha justificado sus negligencias y falta de capacidad de gobernar en el presente, echándole la culpa al pasado inmediato y a la gestión de sus antecesores. Esta mala costumbre de ver al pasado para incapacitarse en el presente, es lo que ha vuelto imposible la continuidad de la administración pública y es así como cada quinquenio se convierte en algo que da vueltas en un mismo lugar, como los círculos de un perro antes de echarse al piso. Esta acción perruna ejemplifica muy bien esta narrativa absurda en la que nos ha sumergido el oficialismo cyan cada vez que hablan del pasado para lavarse las manos en el presente.
Un perro puede dar círculos en el mismo lugar por distintas razones, ya sean físicas o psicológicas. La razón psicológica es bastante interesante: a este comportamiento se le conoce como “estereotipa”, es un actuar bastante frecuente y que se repite de modo idéntico en un perro sin que el animal sea capaz de frenar esta actitud. Esto sucede cuando el perro no recibe suficiente atención o cuando se le ha mantenido mucho tiempo atado o encerrado. A mi criterio, esto ejemplifica muy bien el comportamiento de la bancada cyan. Ellos han demostrado que prefieren convertirse en una nueva camada de los mismos de siempre, algunos porque fueron llevados al poder de la mano de miembros de la camada original de los mismos de siempre, y otros porque padecían de estereotipa, estuvieron mucho tiempo encerrados y ahora que están sueltos en el poder, siempre dan vueltas en el mismo lugar, incapaces de frenar. Tal cual círculo perruno.
A falta de un proyecto político claro como también de ideales y principios definidos, los seguidores del bukelismo, a lo más que aspiraron fue en reemplazar a sus antecesores, incluso con sus mismas prácticas ancladas a la corrupción. Después de tanto tiempo encerrados y babeando por el poder, y que de repente, así como si nada, llegaran a tener más poder a nivel de correlación que el de sus pares del pasado, se volvieron mansos y dispuestos a cumplirle cualquier capricho al bukelismo. Mientras tanto, siguen dando vueltas en el mismo lugar, no solo en el discurso que le echa la culpa al pasado, sino también como hace cada canino para marcar su territorio frente a cualquier otro que ande merodeando cerca su territorio. En resumen, el diputado cyan simplemente envidiaba los privilegios de sus antecesores y ahora que los consiguió, dará vueltas en el mismo lugar a favor del bukelismo con tal de conservarlos.
Es cansado escuchar en cada entrevista y en cada publicación de redes sociales cómo el oficialismo machaca hasta la saciedad al pasado. Vamos para tres años desde que tomó posesión Bukele y estamos a un mes de que se cumpla un año de la actual legislatura. Ya no hay justificación válida, la inoperancia es clara. Y su incapacidad para gobernar y legislar es ya una realidad que le corresponde meramente a sus gestiones y no a las anteriores. Además de la inoperancia, no perdamos de vista la corrupción actual, esa sí que es injustificable. El abuso de privilegios sigue siendo el mismo, el despilfarro sigue siendo el mismo, los escándalos siguen siendo los mismos. Ellos resultaron ser lo mismo.
Lo importante de todo esto es que no importa cuántas vueltas dé el perro en el mismo lugar, después de un tiempo se le va conociendo mejor. Se le descubren las mañas y los caprichos y estos no son nuevos, menos nuevas ideas, son las mismas corruptelas del pasado. Ahí siguen, vigentes. Lo único que ha cambiado es la cantidad de círculos perrunos que hoy atestiguamos.
Comunicólogo y político