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Un excelente artículo del Dr. Picardo

Los “regalos” del Confeso Dictador a la población de menores recursos, añadiendo diariamente más subsidios (¿de dónde sale tantísimo dinero, si no es vendiendo nuestra alma al diablo?) es una razón del apoyo masivo que obtiene. Y para todos los segmentos, utiliza su personalidad histriónica, la capacidad infinita de mentir sin que le caiga un rayo  

Por María Alicia de López Andreu
Empresaria

Siempre leo los interesantes artículos que, en este periódico y en otros medios publica el doctor Óscar Picardo Joao. Confieso que lo hago teniendo a mano un diccionario (la aplicación de Google es excelente), ya que su vasto vocabulario, técnico además, no siempre está al alcance de mi comprensión. El conocer nuevas palabras es un valor agregado a las muchas otras enseñanzas que nos dejan su lectura.

Leí su artículo del 25/05/2022, “Los equivocados” (https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/encuestas-electorales-oscar-picardo-universidad-gavidia/959370/2022/), refiriéndose a los resultados de la encuesta de opinión elaborada por la UFG. La resumo diciendo que, en general, el Confeso Dictador cuenta con la aprobación del 8.34% de la población. Excepción: su necedad/obsesión/chifladura del bitcoin, donde los números se revierten: sólo 2 de cada 10 salvadoreños lo apoyan.

La encuesta es importante, pero no facilita el análisis que, sobre nuestra actual situación nacional, sí encontramos en el artículo mencionado. Además, establece claramente que la clave de dichos resultados es la pirámide socioeconómica de nuestro país: una amplia base de pobreza, desigualdad y exclusión, no menor al 50% y en aumento según el Banco Mundial; una clase media dividida que está en modo de supervivencia, más o menos de un 30% de la población con más escolaridad, muchos trabajando en plazas gubernamentales, profesionales, empresarios medianos. Y un 20% de la clase acomodada, conformada por dos segmentos: entiendo que un segmento está formado por empresarios medianos, nuevos ricos, la nueva clase política; y otro segmento por las élites económicas, “la mayoría muy entretenidas, haciendo dinero…”

Basado en esta división socioeconómica, el Dr. Picardo analiza los resultados de la encuesta. Lo pongo aquí en mis palabras: los “regalos” del Confeso Dictador a la población de menores recursos, añadiendo diariamente más subsidios (¿de dónde sale tantísimo dinero, si no es vendiendo nuestra alma al diablo?) es una razón del apoyo masivo que obtiene. Y para todos los segmentos, utiliza su personalidad histriónica, la capacidad infinita de mentir sin que le caiga un rayo, las películas perfectamente elaboradas sobre su infinidad de éxitos imaginarios, que ya muestra como hechos reales, etc. Y para quienes no le creen, critican o demuestran lo equivocado que está, existe la amenaza escondida, los troles, la avalancha de ofensas y vulgaridades que, en un momento dado, podría llegar hasta la violencia física.

El Dr. Picardo nos explica que lo que está sucediendo es democracia pura y dura: el pueblo eligió y una minoría está equivocada.

Sí, entiendo que es democracia, pero el estar entre “los equivocados” no obliga a volverse parte de esa mayoría, tolerando y aplaudiendo decisiones que, en muchísimos casos, están totalmente en contra de nuestros principios, valores, creencias y sentimientos. Y el artículo mencionado es sumamente útil para analizar, definir y decidir cómo, cada uno de nosotros, desde cualquier estrato socioeconómico en el que estemos situados, vamos a actuar.

Porque el Estado somos todos: Confeso Dictador, mayoría y minoría. Y por muy minoría que seamos, (aunque esa minoría estuviera formada por una sola persona) debemos alzar nuestra voz, defender aquello en lo que creemos y actuar de acuerdo a nuestra conciencia. Todavía “sigue habiendo libertad de expresión”, señala el artículo mencionado.

Cada uno somos responsables de nuestro propio e individual destino, pero el destino de todos los “cada uno”, construirá el destino de El Salvador. Recordémoslo. Sigamos, pues, la ruta comenzada.

Empresaria.

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