(“In Memoriam” a los niños masacrados en el tiroteo acaecido en una escuela parvularia en Uvalde, Texas, que acabó con la vida de muchos de ellos.)
Un genocidio más de la esperanza y la paz, al igual que ocurre con tantos niños que mueren en México en la guerra de las bandas armadas y en el mundo en las guerras raciales. Entretanto, Marina, la madre de su pequeño hijo Matthew -arrastrado junto a su padre al cruzar el río Suchiate cuando intentaban cruzar la frontera de Guatemala hacia México, la noche del 18 de mayo de 2022- preguntaba al cielo: “¡Mi niño! ¿Por qué, Señor?”. (Otras víctimas del drama de la migración). Ante estos hechos de la era nefasta que cruzamos, nos surge la pregunta: ¿Será que esta enceguecida humanidad actual está callando y truncando la voz y el porvenir de los niños, que son el mismo futuro de la especie? Como expresa el cantautor español José Luis Perales en homenaje a las aldeas infantiles S.O.S.: “Que canten los niños que viven en paz/ Y aquellos que sufren dolor/ Que canten por esos que no cantarán/ Porque han apagado su voz”… “Que canten los niños, que alcen la voz/ Que hagan al mundo escuchar/ Que unan sus voces y lleguen al sol/ Que en ellos está la verdad.” <“La Felicidad es Cuento” C. Balaguer-Amazon>