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Un redondel, tres administraciones

Ahora es el turno de la administración de Nuevas Ideas. De ellos estamos heredando unos semáforos que no funcionan. O, dicho de otra forma, solo funcionaron cuarenta y ocho horas, generando un caos vial tan descomunal, que tuvieron que ser apagados. Debido a que en este Gobierno la mayoría de información pública es reservada no puedo opinar sobre quién diseño el proyecto, qué estudios se hicieron para implementarlo, se licitaron o no los semáforos, cuál es la empresa responsable. Y, por último, aunque no menos importante ¿cuánto nos costaron? Digo “nos”, porque nunca olvidemos que toda obra pública es pagada con nuestros impuestos…

Por Maximiliano Mojica
Abogado, máster en leyes

El tráfico en el Gran San Salvador debería ser materia de un estudio antropológico ya que dice mucho del carácter de los salvadoreños que, de madrugada, día y noche, fluimos en sus ya escleróticas arterias, que desde hace mucho dejaron de estar preparadas para el impacto derivado del crecimiento sostenido de la clase media experimentado a partir de los Acuerdos de Paz.


A diferencia de lo que sucede en otros países, el transporte público salvadoreño -SITRAMSS incluido- es y ha sido un caos, por ello, es legítimo que los ciudadanos aspiren a una mejor y más cómoda forma de transporte: tener carro propio.


Ahora bien, las calles están diseñadas -si es que algún día fueron “diseñadas” - para un entorno enteramente urbano, no para circulación masiva de carros, pick ups, buses, camiones y rastras, por lo que no dan abasto para una circulación fluida. El tráfico está desbordado, generando estrés, pérdida de tiempo laboral, impacto económico derivado del gasto en gasolina y mantenimiento vehicular, separaciones familiares y problemas alimenticios que potencialmente pueden derivar en problemas de salud como diabetes, obesidad, problemas de riñones, solo por mencionar algunas de consecuenciasnegativas que se derivan de pasar horas y horas metidos en el carro sin poder llegar a la oficina o a nuestros hogares.


La Colonia Escalón se ha convertido en el epítome del caos vehicular. Dado que mi oficina se encuentra en la zona del Redondel Masferrer (si, el de la bandera y el Ferrari), me veo en la necesidad de circular a diario por la Avenida Jerusalén, lo que me ha dado certeza de que, al morir, iré directamente al paraíso, ya que en el tráfico he purgado adecuada y suficientemente mis pecados.


Para recorrer menos de diez kilómetros hago un promedio de cuarenta y cinco minutos en tráfico. Cuarenta y cinco minutos en mucho tiempo para pensar; a pues, en una deesas pensadas, repare en un curioso detalle del Redondel Masferrer. Por él han pasado tres administraciones: ARENA, FMLN y ahora, NUEVAS IDEAS… lo curioso es que las tres han dejado su huella, una huella que lamentablemente resuma ineficiencia, que, para bien o para mal, acabamos pagando caro todos los salvadoreños que nos vemos en la necesidad de transitar la zona.


La última administración municipal de ARENA nos heredóun carísimo monumento fálico, con apariencia de gigantesco pararrayos, que además de emitir destellos freudianos, en la práctica no sirve para nada, ni para sostener la gigantesca bandera para la cual supuestamente fue construido. Y es que cada vez que se le ponía una bandera con cara de haber sido bordada con tela de ropa interior, se rasgaba en cuarenta y ocho horas. No obstante que para justificar la rotura se daban las más rocambolescas explicaciones, incluida aquella que la “bandera había sido objeto de ataque de drones que la habían rasgado”. Ahora está ahí como testigo mudo de lo que nos cuesta cada “ocurrencia” de nuestros gobernantes -centrales y municipales-, sin que podamos opinar mucho al respecto… porque si no se enojan.


Lo segundo que te llama la atención, son los ascensores que el FMLN instaló en una pasarela que nadie usa. En lo personal, nunca conocí a nadie que conociera a alguien que hubiera usado la pasarela y menos, mucho menos, el ascensor. De hecho, nunca lo vi funcionando. Aunque soy de natural curioso, por el bendito tráfico y por la falta de parqueo en la zona, no me he tomado el tiempo de ir a inspeccionar si la carambada todavía está ahí o si los amigos de lo ajeno ya le desvalijaron las piezas. Lo cierto es que ese ascensor varado refleja muy bien la gestión del Frente… durante sus 10 años, a pesar de sus promesas de “ser el cambio”, no nos llevaron muy lejos que digamos.


Ahora es el turno de la administración de Nuevas Ideas. De ellos estamos heredando unos semáforos que no funcionan. O, dicho de otra forma, solo funcionaron cuarenta y ocho horas, generando un caos vial tan descomunal, que tuvieron que ser apagados. Debido a que en este Gobierno la mayoría de información pública es reservada no puedo opinar sobre quién diseño el proyecto, qué estudios se hicieron para implementarlo, se licitaron o no los semáforos, cuál es la empresa responsable. Y, por último, aunque no menos importante ¿cuánto nos costaron? Digo “nos”, porque nunca olvidemos que toda obra pública es pagada con nuestros impuestos…


Un redondel y tres administraciones con proyecto fallidos: un ascensor que no asciende; una bandera que se rasga y unos semáforos, instalados sí, pero que no funcionan. Aparentemente, la única nueva idea es que, la actual administración, a diferencia de las anteriores, tendrá suficiente tieeeeeempo para estar en el poder y ver cómo arreglan el entuerto.


Abogado, Máster en leyes/@MaxMojica

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