Beatriz, lamento mucho que hayas tenido períodos tan dolorosos. Y que el Estado, teniendo todas las herramientas, no intentó mermarlos. Hace casi diez años, solicitaste la interrupción voluntaria del embarazo que ponía en riesgo tu salud. Para entonces, yo apenas iniciaba la adolescencia, no veía ni leía noticias. Cuando tu caso se volvió mediático, yo no era consciente de las diferentes desigualdades y vulnerabilidades que enfrentamos las mujeres (de forma diferenciada) en un país como El Salvador.
Hace casi tres años conocí tu caso, por medio de textos y voces de mujeres comprometidas, al igual que vos, por garantizar los derechos de las mujeres en el país. He asistido a concentraciones en las que hemos encendido velitas por vos, pues también has sido un símbolo de la lucha feminista. Por eso, no puedo evitar sentir admiración por la valentía que tuviste de alzar la voz por tu derecho a decidir. El tuyo y el de todas nosotras.
Tu valentía ha llegado muy lejos. A casi seis años de tu partida, tu luz sigue guiando a tu familia, a mujeres organizadas y a muchas de nosotras que seguimos estudiando y exigiendo el respeto y garantía de los derechos de las mujeres. Recién acaba de finalizar la audiencia pública de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde tu mamá y las mujeres que te acompañaron durante todo el proceso, siguen alzando la voz para exigir justicia por los derechos que el Estado te negó.
En estas últimas semanas he visto, también, a organizaciones que dicen estar a favor de la vida, oponerse a la despenalización del aborto porque tienen dificultad para dejar de lado sus creencias y ver que existen casos como los tuyos, en los que una medida tan restrictiva como la prohibición absoluta del aborto, solo termina siendo un instrumento de vulneración a los derechos.
También he visto que tu lucha ha llegado a diferentes partes del mundo, en especial en Latinoamérica, donde tu historia se refleja en muchas otras mujeres que todavía siguen siendo víctimas de la falta de voluntad política de quienes dirigen y toman decisiones en sus países. Ahora El Salvador finalizó una audiencia pública en la que ponemos toda la esperanza, para que tu deseo de que otras mujeres no pasen por lo mismo que vos sufriste se vuelva realidad.
Gracias por enseñarnos a no callar y a luchar para poder decidir sobre nuestros cuerpos. Tu luz va a seguir alcanzándonos a muchas mujeres. En la historia, la determinación de las que, como vos, han hecho posible que ahora tengamos acceso a derechos que antes se nos negaron. Vos has dejado los cimientos para que el futuro, en el cual tengo confianza, regrese con una legislación y políticas públicas a favor de los derechos de las mujeres, la despenalización del aborto y de que las mujeres tengamos la capacidad para decidir sobre nuestros cuerpos y vidas.
Periodista.