¿Por qué debería importarle al Estado Salvadoreño y a la sociedad civil en general este caso? En primer lugar, porque se trata de que prevalezca la protección y defensa de la vida humana desde el momento de la fecundación hasta la muerte natural, tal y como se consagra en nuestra Constitución, así como también de que se respeten los derechos del niño por nacer y los derechos de las personas con discapacidad. Luego, porque lo que se intenta justificar, en este caso particular, es el aborto en dos causales que los grupos abortistas militan: 1. Cuando la vida y la salud de la madre están en riesgo; 2. Cuando existan malformaciones congénitas en el feto. Ésta es eugenesia pura, sin duda alguna. No menos importante, los jueces que conforman la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) son altamente ideologizados e intentarán crear un derecho al aborto para imponerlo en el país y en el resto de la región.
Aun sabiendo que Leilany nació con vida, no hacen referencia a ella como recién nacida. Es más, muchos continúan afirmando que ella nunca vivió realmente por su condición de anencefalia. ¡Nada es más deshumanizante que afirmar algo así!
Este caso debería importar tanto porque organismos supranacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión IDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que supuestamente se presentan ante la comunidad internacional como organismos garantes de derechos humanos, no han considerado los derechos de Leilany. A Leilany la condenaron a morir mediante el procedimiento de aborto por su condición de anencefalia, presionando al Estado salvadoreño a la legalización del aborto por motivos eugenésicos. Si de derechos humanos se pretende hablar, hay que resaltar que, Leilany desde el momento de la fecundación era sujeto de derechos.
Otra cosa que no cuenta la narrativa abortista es que El Salvador sí adoptó las medidas necesarias para garantizar la protección de la vida de Beatriz como la de Leilany, sin someter a juicio quién de las dos merecía vivir y quién no, o priorizar la vida de una sobre la otra. El hecho que en nuestro país se garantizó que avanzara el embarazo de Beatriz, con las debidas atenciones y dejar nacer a Leilany para que viviera independientemente del tiempo que fuera no implicó que El Salvador torturara a Beatriz. Por el contrario, se demostró que sí se pueden hacer esfuerzos humanos para proteger la vida de la madre como la del niño por nacer, se demostró que ambas vidas importan.
Este caso es de gran importancia para El Salvador y Latinoamérica porque queda en evidencia que los organismos internacionales involucrados, no son capaces de reconocer, y, en consecuencia, ni de respetar los derechos humanos del niño por nacer independientemente de su condición de salud, ni los derechos de las personas con discapacidad. Por otro lado, es especialmente importante y decisivo que el Estado salvadoreño asuma una postura cuanto antes, pues lo que está en juego no es poco tomando en cuenta que las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son vinculantes, sin importar lo que otras instancias del Estado hayan indicado en su debido momento.
Es importante tomar acciones por la defensa de la vida humana desde el momento de la fecundación y comprender que el fin de esta demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pretende conseguir un fallo favorable para abrir, esta vez, las puertas a la legalización y despenalización del aborto, hecho que en un primer momento los grupos abortistas intentaron con el Caso Manuela vs. El Salvador, pero, no consiguieron.
El mal avanza sólo cuando el bien no actúa.
Docente, certificada en bioética y ciencias de la familia. Organización: 40 Días por la Vida, El Salvador; Directora Nacional.
Referencias:
Alvarenga, J. A. (2020). Defendiendo el don de la vida.
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). (2020). Informe N° 9/20, Caso 13.378. Informe de fondo Beatriz El Salvador.
Joya, G., & Sánchez, J. I. (2013). El caso Beatriz: una historia de manipulación abortista.
Rights, C. o. (2022). Caso Beatriz vs. El Salvador: la amenaza del aborto en nuestra región.