Surf City va a alcanzar Mizata. En vez del rincón mágico que es este cantón playero escondido, habrá un resort internacional llamado "Ocean Breeze". De paso, en la Finca Las Brisas de Mizata, a pesar de ser un área de protección natural, se construirán edificios de apartamentos de lujo. En vez del hábitat natural habrá un río artificial, para que los nuevos residentes pueden parquear sus lanchas enfrente de sus chalets y apartamentos.
Playa Mizata, que ha sido una comunidad intacta, y la finca, que ha sido un área de protección para docenas de especies, se convertirán en el playground para los nuevos ricos y los bitcoiners atraídos por fantasías como BitcoinCity y Surf City. En vez de un rincón playero, que a todos que hemos tenido la suerte de conocerlo nos evoca nostalgia, habrá un parque acuático.
Viva Surf City, RIP Mizata.
"Con este proyecto, lo que estamos haciendo es expandir el área de Surf City", aseguró Marco Antonio Zablah, el empresario detrás de Ocean Breeze y propietario de Bahía del Sol. Para que la cosa sea clara, Zablah agrega que “este proyecto de expansión” se enmarca en el “impulso comercial” que Nayib Bukele ha dado a la zona costera de La Libertad bajo el concepto de “Surf City”. ¿Será coincidencia que el arquitecto, que diseñó "OceanBreeze, Eco Hotel, Villas & Beach Resort", se llama Óscar Alejandro Bukele Giacomán? Además es cuñado de Zablah.
¿Será por estas conexiones que el gobierno, en persona del vicepresidente Félix Ulloa, de la ministra de Turismo, Morena Valdez, y del ministro de Medio Ambiente, Fernando López, respaldó el proyecto en su lanzamiento oficial?
Hablando de esto: ¿Y el Ministerio de Medio Ambiente? Muy bien, gracias. Para removerle cualquier obstáculo a este proyecto inmobiliario extendieron un permiso, que es una obra de arte. Arte de manipulación. El ministerio todavía no ha emitido el permiso ambiental, porque no se han hecho todos los estudios - pero ha certificado “la viabilidad del proyecto”. El mismo Zablah comentó orgullosamente: “Ellos dieron la viabilidad para poder ejecutar el proyecto". Esto, a pesar de que, según documentos del Ministerio, buena parte de la finca La Brisa tiene la categoría de área de máxima protección y conservación ambiental". Transformar esta finca en un “parque acuático” es una extraña forma de “protección y conservación.”
El Sistema de Evaluación Ambiental del MARN le otorgó a Ocean Breeze una clasificación de Nivel 3 (N3). Es decir que los impactos ambientales potenciales del proyecto Ocean Breeze son, según el mismo documento, "de gran extensión, permanentes, irreversibles o acumulativos". Esta es la evaluación técnica, pero la evaluación política dice que el proyecto es “viable”.
Una vez que hay viabilidad política, todo cae en su lugar: Ocean Breeze ya tiene los permisos de ANDA, de la alcaldía de Teotepeque y de la Oficina de Planificación de la Región de La Libertad. Adelante, compadre Zablah...
No he escuchado a los medioambientalistas pegar ningún grito. Bueno, tenemos pocos ecologistas serios en este país. Pero para oponerse a la destrucción de Mizata uno no tiene que ser ecologista, basta tener sentido común y decencia. Basta tener amor a la naturaleza y al encanto que tienen comunidades de playa como la de Mizata.
Así que ni la política ni ninguna entidad estatal van a parar un proyecto que es parte de uno de los proyectos insignia del presidente: Surf City, con autopista de seis carriles incluida, que va a destruir lo poco que queda de las comunidades de la playa. Tampoco se puede esperar que poderosas organizaciones y movimientos ecologistas van a intervenir. Es la hora de los ciudadanos.
Es tiempo de que los pobladores de los pueblos y las comunidades de nuestro literal tomen la protección de su entorno natural y histórico en sus propias manos.
Saludos,
Paolo Lüers