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Carta a Marco Rubio: El april fools joke (o la inocentada) del año

¿Tan lejos los republicanos se han deslizado hacia la ultraderecha que un aprendiz de dictador, que en su país destruye la democracia, les parece un aliado nato?

Por Paolo Luers
Periodista
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Senador:

¿Tan desesperada está la derecha republicana que necesita adoptar como aliado en su cruzada para recuperar el poder a un caudillo impresentable como Nayib Bukele?

O más bien así: ¿Tan lejos los republicanos se han deslizado hacia la ultraderecha que un aprendiz de dictador, que en su país destruye la democracia, les parece un aliado nato?

Sea como sea, usted y Bukele hicieron una operación (psy-op lo llaman ustedes, operación política-psicológica) bien coqueada –y súper secreta. Mientras muchos, tanto en Estados Unidos como en El Salvador, todavía creyeron que los republicanos formaban parte de un consenso bipartidario de proteger la democracia en Centroamérica contra el auge de gobiernos autoritarios, usted ya estaba finamente planificando cómo aprovechar el liderazgo populista de Nayib Bukele. Algo de esto ya se podía adivinar cuando FoxNews y su demagogo en jefe Tucker Carson le dieron dos veces sus micrófonos para defender a Donald Trump y atacar a Joe Biden. Ya en estas entrevistas Bukele contrastó sus políticas de mano dura -tough on crime- con las políticas ‘blandas’ de Biden y los demócratas, que según él estaban favoreciendo el crimen y creando caos en las ciudades americanas. Bukele se convirtió para ustedes en el testigo ideal contra Biden. Bueno, un testigo criteriado, al cual a cambio de sus servicios había que perdonar sus pecados contra la democracia y los derechos humanos.

“Quid pro quo”, como decían los romanos. O como dicen ustedes: “done deal”.

Ustedes le dicen a Bukele: Ya que gracias a tu exitosa cruzada contra el crimen surgiste como la estrella de la ultraderecha en todo el continente, vas a ayudarnos a movilizar a la derecha en Estados Unidos contra los demócratas, que prefieren hablar de derechos civiles en vez de hacer una guerra contra el crimen. Quién mejor que vos que has caído con fuerza militar a las barriadas infestadas de pandilleros, para propagar que en Estados Unidos hace falta intervenir con fuego los barrios, digan lo que digan los aliados de los demócratas en “black lives matter”.  Esto es el “quid”, el servicio que tú nos vas a hacer...

Del otro lado está el “quo”, la otra parte del deal, lo que Rubio, Trump, y el gobernador DeSantis le ofrecen a Nayib: Nos encargamos de lavarte la cara. Bloquearemos en el Congreso las sanciones que la gente de Biden te quieren seguir poniendo. Te abrimos otra vez la puerta a la sociedad honorable de los líderes que luchan contra el crimen y las izquierdas que quieren controlar América Latina. Y cuando recuperemos la Casa Blanca, vamos a reanudar la asistencia y el financiamiento para tu Fuerza Armada, tu policía y tu fiscalía, que Biden ha suspendido con su paja de los derechos humanos.

Bukele tiene meses de ya cumplir fielmente lo que le toca en este deal. Y usted, senador, cumplió su parte hoy, en su sorpresiva visita a El Salvador. Fue como un “april fools joke” adelantado, una inocentada. Su visita a El Salvador se anunció hasta el último día. Todo era en secreto. Ni la embajada, que por oficio tiene que ponerse al servicio de un senador visitante, sabía cuál era el verdadero objetivo de su visita. Convocaron a los honorables del país a una cena con el senador, incluyendo a personajes críticos al gobierno de Bukele. Todo muy democrático y pluralista. Los opositores al gobierno comenzaron a discutir cómo se podía aprovechar la oportunidad de explicarle el carácter autoritario del régimen Bukele al poderoso senador Rubio, luchador contra las dictaduras (siempre cuando sean de izquierda) en América Latina.

Bueno, se quedaron vestidos, alborotados y con los colochos hechos –y sin cena. El senador canceló la cena, luego de ir a Casa Presidencial y rendirle pleitesía a su inquilino: “En un momento en que la Administración Biden activamente aleja a nuestros aliados y opta por apaciguar a dictadores asesinos en nuestra región, es importante que apoyemos a los líderes democráticos de nuestro hemisferio que están liderando la lucha contra las pandillas asesinas y criminales en Centroamérica”. Usted cumplió su parte del deal: Nayib Bukele está absuelto de pecados y certificado como “líder democrático”. El april fools joke del año. Bajo el liderazgo, de Bukele, El Salvador es “un importante aliado estratégico en Centroamérica,” al cual, por supuesto, hay que apoyarlo, en vez de sancionarlo como hace Biden.

Con esto, ya no tenía caso hacer la pantomima de una reunión con todos los sectores del país. Los señores podían guardar sus trajes y las señoras deshacer sus copetes. Usted ya ha escogido a quién apoyar en El Salvador: a Nayib Bukele, no a la democracia.

De repente El Salvador es juguete en el juego de poder en Estados Unidos, oficialmente aliado de los republicanos más recalcitrantes.

Saludos... Paolo Lüers

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Estados Unidos Marcos Rubio Opinión Senado

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