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Carta a Víctor Barahona: Bienvenido en libertad y nuevamente al aire

Cuando comenzó el régimen especial con las redadas arbitrarias en todas las colonias populares, también te llevaron a vos y a Mauricio, igual que a otros dirigentes comunales que no se habían pasado a las filas de Nuevas Ideas. Ambos desaparecieron en este imperio grotesco que Osiris Luna administra para los hermanos Bukele – el infierno, en el cual desparecen de nuestra vista igualmente justos y pecadores.

Por Paolo Luers
Periodista

Querido Tyson:

Así te llaman tus vecinos en Valle del Sol en Apopa: Tyson. Así te conocí cuando el pastor Fred Ramos me invitó a una fiesta vecinal en esta colonia, donde muchos se congregaban con él. “Este es Tyson”, me dijo, “uno de los líderes de esta comunidad, que han logrado que aquí casi no exista violencia”. En medio de Apopa, que siempre ha tenido una tasa de homicidios muy alta, Tyson y su gente de la directiva habían logrado que Valle del Sol tuviera una tasa cercana a cero.

Unos días después vos me invitaste a una entrevista en la emisora comunitaria de Televisión de Apopa. “Chis, sos colega, Tyson, qué sorpresa...”. Fue una experiencia interesante, porque nos entrevistamos mutuamente. Hablamos sobre Apopa, la organización comunal; el hecho que la alcaldía no se preocupaba de una colonia como Valle del Sol, aunque ahí viven casi 10 mil personas; sobre tu experiencia como dirigente deportivo; sobre la pandilla que tenía fuerza en la colonia, pero dejaba en paz a los propios vecinos – y también sobre mi experiencia en la guerrilla; sobre el periodismo nacional, y sobre mi participación en la gestión de la tregua entre las pandillas. Pocas veces me he sentido tan relajado en una entrevista, gracias a tu manera tan auténtica de hacerme preguntas y de contestar las mías. Fue el inicio de una amistad.

En el 2017 el jefe de la Oficina en México del New York Times, mi amigo Azam Ahmed, me pidió que le ayudara a armar un reportaje sobre las pandillas, pero desde una convivencia en algunas comunidades. Inmediatamente pensé en vos y tu colonia Valle del Sol. Entraste con entusiasmo y con tu acostumbrada generosidad en este delicado proyecto periodístico. “Yo quiere que el mundo sepa que Valle del Sol no es un lugar de muerte y miedo, sino de gente trabajadora.”

El extenso reportaje salió en noviembre 2017 en la revista del New York Times, bajo el título “La Hora de la Verdad en El Salvador". Azam luego me encargó darte las gracias: “Sin gente como vos, Víctor y Mauricio nunca hubiera podido realizar este encuentro con las comunidades.” Mauricio fue el dirigente comunal de Las Palmas y también le facilitó a Azam y a su fotógrafo la entrada -y la seguridad- en su colonia. En ambas colonias caminaron, platicaron con todo el mundo y durmieron durante varios días.

Cuando comenzó el régimen especial con las redadas arbitrarias en todas las colonias populares, también te llevaron a vos y a Mauricio, igual que a otros dirigentes comunales que no se habían pasado a las filas de Nuevas Ideas. Ambos desaparecieron en este imperio grotesco que Osiris Luna administra para los hermanos Bukele – el infierno, en el cual desparecen de nuestra vista igualmente justos y pecadores.

A Mauricio le soltaron antes, pero a vos te tuvieron preso casi un año. Entraste haciendo honor a tu apodo Tyson, un tronco de hombre, pero saliste flaco y pálido. Te soltaron, porque era evidente que nunca fuiste un criminal ni cometiste delitos. Pero eso lo hubieran podido aclarar inmediatamente, porque era obvio.

Vos no te dedicaste al lamento, más bien regresaste a Valle del Sol y a tu trabajo en los medios comunitarios. Las comunidades de Apopa, Tonacatepeque, Soyapango y Ciudad Delgado, donde todos te conocen como una voz auténtica de ellos, se alegraron que estás nuevamente al aire.

Enterarme de tu libertad, luego de 11 meses de no tener idea dónde te tenían y en qué estado de ánimo y salud, me causa una alegría inmensa. Sobre todo cuando al fin pude hablar contigo y darme cuenta de que has mantenido tu espíritu alegre, combativo y solidario.

Te mando un gran abrazo de amigo y colega. Saludos,

Paolo Luers

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