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Carta a la gente en Soyapango y otros barrios: ¿Hasta cuándo van a callarse?

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Por Paolo Luers
Periodista
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Amigos:

Otra vez lo mismo. Otra vez una niña de 13 años, esta vez en Bosques del Río en Soyapango, fue violada por un soldado, esta vez del Batallón de Paracaidistas, que está asignado a dar seguridad a esta colonia. Otra vez, los compañeros del soldado no intervinieron para evitar la violación, sino montaron guardia para que se consumara. Y otra
vez la Fuerza Armada, la PNC y la Fiscalía tratan de encubrir el crimen.

Así pasó en Mizata, y volvió a pasar en el 31 de octubre en Soyapango. Y a saber cuántas veces más que no se han reportado. Esta vez lo reporta El Diario de Hoy, con un detalle que es escalofriante: “La familiar le levantó un poco la blusa y fue entonces que vieron que, además de varias marcas de golpes, en un costado tenía marcado con lodo, la suela de una bota militar.” No sólo es escalofriante, es a la vez simbólico para la esencia del problema: el militarismo.

Hay otro detalle no menos escalofriante que menciona el reporte del Diario: “Vecinos de la colonia Bosques del Río están atemorizados y son pocos los que se atreven a hablar del caso. Algunos, a pesar de vivir a pocos metros de la víctima, niegan conocer el caso, conocer a la niña y su familia".

Esto simboliza otra esencia del problema: El miedo. Los vecinos tienen que convivir con los militares, que ahora son los que mandan en la colonia, la controlan y pueden capturar a quien quieren bajo las "reglas" del régimen de excepción permanente.

El miedo es entendible. De Soyapango han llevado a miles de vecinos bajo acusaciones que nadie ha tenido que documentar o comprobar. Con esto, el gobierno manda un mensaje claro: Esto puede pasar a cualquiera, con tal que un soldado, un policía o una oreja le ponga el dedo.

El otro mensaje es: Disfruten de la seguridad que nosotros le brindamos de las pandillas, que los han atemorizado por años. Esto es lo que ustedes querían, así que celebren la tranquilidad y los espectáculos que les lleva su presidente – ¡y manténganse callados!

Ustedes, los padres, hermanos, vecinos y amigos de las niñas que viven con miedo de ser violados por uniformados, en algún momento tendrán que romper el silencio, antes de que se vuelvan cómplices. Tendrán que defender a sus hijas y apoyar a los valientes que sí denuncian las violaciones y las detenciones arbitrarias.

Si ustedes no se ayudan, nadie les va a defender.

Saludos, Paolo Luers

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