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Carta a mis amigos demócratas en EE.UU.: ¿Quieren suicidarse?

Los diputados de ustedes decidieron votar, junto con los radicales de ultraderecha, por la remoción de McCarthy – y el presidente Biden se queda sin interlocutor para buscar una solución, que sólo puede ser bipartidaria, o por lo menos con el apoyo de una parte de los diputados Republicanos. Querían pegarle un tiro a la oposición y terminaron pegándole un tiro al pie a su propio presidente.

Por Paolo Luers
Periodista

Dear friends:

¿Qué diablos les habrá motivado a ustedes a unirse a los más trogloditas de los Republicanos y votar junto con ellos para desbancar al speaker Republicano Kevin McCarthy, quien hasta el martes 3 de octubre presidió la Casa de Representantes del Congreso estadounidense?

Puede parecer normal que un partido gobernante aproveche la división entre sus adversarios para darles un fuerte golpe, removiendo de su cargo al líder de la oposición. Pero no lo es, no tiene lógica, cuando vemos cuál era el pecado, por el cual los trumpistas radicales querían quebrarse a McCarthy. Contra la fuerte oposición de los trumpistas en el Partido Republicano, el speaker logró que se aprobara, con los votos de los Demócratas y el ala más racional de su propia bancada, una ley para evitar el shut-down, el cierre de operaciones de todo el gobierno.

El shut-down de todos los fondos, que necesita el gobierno para operar, es una amenaza real, siempre cuando el gobierno ha llegado al límite de endeudamiento definido por ley. Sin el decreto promovido por el líder Republicano en contra de muchos en su propio partido, el gobierno Biden ya estaría paralizado.

Entonces, lo que hizo McCarthy fue echarle una mano al gobierno demócrata, le tiró un salvavidas y le consiguió un número suficiente de votos de la oposición para evitar el desastre. Para los radicales trumpistas en su propio partido, esto fue un acto de traición – y por tanto pidieron su cabeza.

Ustedes hubieran podido mantenerse fuera de este pleito dentro del campo Republicano – un pleito por el control del partido, un pleito para asegurar a Trump el control del partido. Los Demócratas podían haberse quedado sentados a la orilla del río, viendo flotar los cadáveres. Entonces, Kevin McCarthy hubiera sobrevivido, porque aunque muchos Republicanos lo odian, sin los votos demócratas no hubieran tenido mayoría de la Cámara de Representantes para removerlo. Proteger a McCarthy hubiera significado que el presidente Biden continuaría teniendo con quien resolver la crisis y evitar el shut-down. Porque el decreto, por el cual cayó McCarthy, sólo le da un respiro temporal.

Pero los diputados de ustedes decidieron votar, junto con los radicales de ultraderecha, por la remoción de McCarthy – y el presidente Biden se queda sin interlocutor para buscar una solución, que sólo puede ser bipartidaria, o por lo menos con el apoyo de una parte de los diputados Republicanos. Querían pegarle un tiro a la oposición y terminaron pegándole un tiro al pie a su propio presidente.

¿Qué hay detrás de este actuar tan irracional? Un clima de polarización, que vuelve casi imposible acuerdos entre gobierno y oposición. Echarle la culpa de esto solamente a Donald Trump y sus ataques sistemáticos al sistema plural de partidos, es la salida más cómoda para ustedes, pero es falso. Si los Demócratas no son capaces de votar en apoyo a un speaker republicano, siempre tenían la opción de abstenerse. Pero no, tuvieron que aprovechar la división de sus adversarios para darles un golpe. Aunque con esto sólo debilitaron a los pocos Republicanos, quienes como Kevin McCarthy están dispuestos a negociar soluciones con el gobierno. Los Demócratas empoderaron a sus enemigos más fanáticos, los Trumpistas, y debilitaron a su propio gobierno. Sólo porque no logran superar su propio sectarismo.

Ambas posturas, la de los Trumpistas, que quieren boicotear cualquier acuerdo con el gobierno, y la de los Demócratas, que su unen con estos mismos Trumpistas para remover a uno de los pocos políticos dispuestos a buscar soluciones concertadas, son responsables del declive de la democracia en Estados Unidos.

Que alguien de ustedes me explique. Saludos,

Paolo Lüers

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