Amigos:
Si no hubieran aceptado ya a Nayib Bukele como su mesías, ¿serían ustedes capaces de adoptar a la nueva estrella de la antipolítica latinoamericana, el argentino Javier Milei? ¿O no llegarían a ese extremo, ya que este hombre, ganador de las primarias argentinas, es demasiado loco?
Este hombre, con pelo de loco a la Trump y Boris Johnson, está a favor de abolir todos los bancos centrales del mundo, que según él ejercen una “dictadura mundial”, y promete “echarle fuego al Banco Central de Argentina”, para evitar que siga imprimiendo más dinero. Este hombre se ha convertido en el político más popular de Argentina...
Vive en un apartamento con cinco perros gigantes Mastin, a los cuales ha dado los nombres de sus economistas libertarios favoritos. Califica al Papa Francisco como “un jesuita que predica el comunismo” y como “un personaje impresentable y nefasto”. Pero es el político más popular de Argentina...
Su programa de gobierno: Erradicar los ministerios de Educación, Salud, Obras Públicas, Trabajo, Desarrollo Social. Las funciones de estos ministerios, según Milei, no son competencia del Estado, sino exclusivamente de la empresa privada. El Estado, según Milei, solamente tiene dos funciones legítimas: la Justicia y la Seguridad. La primera la promete “limpiar”, la segunda reforzar y liberar de limitaciones, siguiendo el “ejemplo exitoso” de El Salvador, o sea de su amigo Bukele. Con este programa de gobierno, Milei se ha convertido en el político más popular de Argentina...
Su concepto libertario de libertad incluye: libertad de venta y portación de armas, libertad de venta de órganos humanos, pero prohibición del aborto. Aun así es el político más popular de Argentina.
Igual que sus ídolos Donald Trump y Jair Bolsonaro, Milei niega el cambio climático. Dice: “El calentamiento global es otra mentira del socialismo". Milei promete suspender todos los programas estatales basados en lo que él llama “ideologías antiliberales” de ecología, justicia social, género, feminismo, etc. Con todo esto, Javier Milei se ha convertido en el político más popular de Argentina...
Milei se proclama liberal, libertario y “anarcocapitalista”. Extraña concepción de anarquismo de quien quiere construir un Estado que se desentiende de la educación, la salud y del desarrollo social, para concentrarse plenamente en construir un Estado de Seguridad. ¿Será esto lo que le hace tan popular?
La pregunta sobre qué piensa sobre la identidad de género, la contesta así: “¿Quieres percibirte como un puma? Hacelo. A mí me da lo mismo, mientras no me hagas pagar la cuenta”. Ni esto le resta popularidad.
El columnista argentino Carlos M. Raymundo Roberts le preguntó a Milei cómo se explicaba su victoria en las primarias. La respuesta fue: “Dedico el triunfo a mis hijos de cuatro patas: Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas.” El columnista sentencia en La Nación: “Ojo, Milei de idiota no tiene un pelo. Es el más vivo de todos; un pillo bárbaro... Personas que han conocido de cerca a ‘the dog man’ aseguran que no está loco: solo se hace el loquito. Buenísimo, un alivio. ¿Alivio? Qué raro mecanismo psicológico llevará a un cuerdo a comportarse como si estuviera fuera de quicio; no en la intimidad, no con amigos, no después de algunas copas, sino frente a multitudes, en raids mediáticos, en foros de lo más serios, en el Congreso de la Nación. Ensayo una respuesta: es un actorazo, un intérprete aferrado escrupulosamente al guion, sobre todo si eso se traduce en votos.”
Conociendo lo que nos pasó en El Salvador desde que Nayib Bukele, jugando a la anti-política y apelando a las frustraciones de la gente, se convirtió en el político más popular, nada de lo que está pasando en Argentina me sorprende. Parece en sincronía con el contraataque de los locos y fanáticos de ultraderecha en todas partes, incluyendo Estados Unidos con Trump y en España con Vox...
Hay que aceptar una verdad: Ser loco -o hacerse el loquito- no afecta la popularidad de los populistas. Si invertimos esta lógica, llegamos a la conclusión de que ser popular no certifica que un líder no sea loco o -peor aun- un actorazo, que engaña con sus espectáculos de locura.
Saludos,
Paolo Lüers