Los automovilistas pagan una serie de impuestos por cada galón de combustible que compran en las estaciones de servicio en El Salvador, lo que golpea aún más el bolsillo con las recientes alzas de precios.
Los más recientes incrementos vigentes desde el 8 al 21 de febrero van desde los $0.17 en la gasolina regular, $0.19 en la gasolina especial, mientras en diésel subirá entre $0.20 y $0.21. Debido a ello, las gasolinas sobrepasan los $4 por galón.
A ello se suma que, por cada galón de gasolina, los salvadoreños pagan hasta $0.88 en impuestos.
En momentos en que la gasolina comienza a aumentar de precio, este costo, añadido al precio base de cada producto, se percibe cada vez más por los conductores.
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En su factura se ven reflejados al menos cuatro impuestos que el Gobierno cobra por los combustibles y un quinto impuesto más aplica cuando el precio del barril cae por debajo de los $50.
El primero de ellos es el Impuesto al Valor Agregado (IVA) que añade 13% más al costo base del producto.
Este es un impuesto que se aplica no solo al combustible sino también a todos los productos y servicios que se comercializan en el país. Así, por ejemplo, si el galón de combustible cuesta $4, el consumidor tendrá que pagar $0.52 solo de IVA.
El segundo impuesto es el Fondo de Conservación Vial (Fovial) por el que se agregan $0.20 para la reparación y mantenimiento de las carreteras del país.
El tercer impuesto es de $0.10 por galón. Este se denomina Contribución al Transporte (Cotrans) y su recaudación se traslada al pago del subsidio a los transportistas, para que estos mantengan una tarifa baja para los usuarios.
La ley transitoria que daba vida a este impuesto quedó sin vigencia el 30 de junio de 2020, pero el 24 de diciembre del año pasado el presidente Nayib Bukele reactivó nuevamente el impuesto para financiar el pago del subsidio retroactivo para el transporte público, que estuvo inactivo durante el periodo de cuarentena.
El cuarto impuesto que los consumidores pagan cada vez que compran un galón de combustible es el Fondo de Estabilización y Fomento Económico (FEFE) llamado “impuesto de guerra”, porque inicialmente servía para subsidiar los costos del conflicto armado. Ahora está destinado a financiar el subsidio al gas propano de uso doméstico. Este es un impuesto de $0.16 por cada galón de combustible.
Para Julio Villagrán, analista y experto en temas de hidrocarburos, ese impuesto es innecesario. "Tengo 20 años de estar en este tema y en el rubro y yo me pregunto ¿por qué aún funciona un impuesto de guerra? ¿Por qué no lo quitan?", cuestionó este martes durante una entrevista en el programa de radio La Tribu FM.
El Estado recoge $34 millones mensuales en el impuesto a las gasolinas y el diésel, afirma Villagrán. "Desde 2014 no teníamos precios de combustibles tan altos como los de hoy", añadió.
El quinto impuesto reflejado en las facturas del consumidor en las estaciones de servicio es el Impuesto Especial a los Combustibles (IEC). Este se aplica cuando el precio del barril de petróleo baja de los $50. En estos momentos el cobro no tendría que verse reflejado en las facturas de los consumidores pues el barril de petróleo sobrepasa los $60 en el mercado internacional.
Para el experto en el mercado de hidrocarburos, la imposición de estos impuestos debería revisarse nuevamente, pues para él varios de estos cargos son injustos para el consumidor.
Por su parte, el diputado de Nuestro Tiempo, Johnny Wright Sol, considera que ante el alza en los precios de los combustibles se debe revisar o suspender de manera transitoria los impuestos que se cobran al consumo de este.