Trabajo flexible
La industria del encargo de comida y otros productos de servicio a domicilio tiene ante sus pies un futuro prometedor a nivel mundial, según el portal de estadísticas Statista.
En el caso de El Salvador representa la oportunidad de trabajo para muchos que se quedaron sin empleo durante la pandemia, como Víctor Hernández, de 30 años de edad, quien viaja desde Rosario de Mora hasta San Salvador todos los días para trabajar como driver de Hugo.
Antes de la pandemia trabajó en una tienda de granos básicos en su municipio, pero tras la cuarentena lo despidieron y esta ha sido la única forma de percibir ingresos para sus dos hijas y su esposa. Asegura que le gusta su trabajo por la facilidad de los horarios y las ganancias que en ciertas temporadas logra percibir dependiendo de las fechas.
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Mayor demanda
Para los dueños de los negocios el cierre comercial en la pandemia se convirtió en una serie de retos que debían superar, si es que querían salir adelante.
Comenzar a vender solo por medio de delivery significaba invertir en los empaques de comida y una gran diversidad de productos, además de crear toda una metodología adaptada en tiempos de cocina, de empaque y de entrega.
Para muchos, como León López y Mario Muñoz, haber superado esos retos les incrementó significativamente sus ventas , al contrario de otros negocios que no pudieron adaptarse al mercado de venta a domicilio.
“Los negocios tiene que pensar en delivery porque aunque esto no es nuevo ahora tiene más mercado y si logran vencer esos retos lograrán llegar a más gente e incrementar sus ventas”, comentó Muñoz.
Más ingresos
Dennis Menjívar, de 29 años de edad, comenzó a trabajar como repartidos cuando inició la pandemia y desde ese momento no ha dejado de trabajar. Asegura que sus puntos de partida son los centros comerciales, sobre todo Multiplaza, porque es donde más pedidos salen debido a la cantidad de restaurantes. Con este trabajo ayuda a mantener a su mamá y su hermano.
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El driver comentó que ha aplicado a varias plazas de trabajo, pero que en otras ofertas de empleo no tiene la misma libertad de horarios y ganancias que como repartidor percibe a través de estas plataformas.
Por su parte Javier Villagrán, de 28 años, dice que ser repartidor es su principal trabajo y le gusta porque obtiene “buenas ganancias”. Tiene un hijo y una esposa, quienes dependen de él y además trabaja como reparador de refrigeradores junto con su padre.