Pese a que el gobierno salvadoreño, incluidos los medios de comunicación alineados al discurso oficial, han señalado durante el último año que el país ha mejorado en términos de inversión, algo que atribuyen a distintos motivos como la mejoría en la seguridad o la adopción del Bitcoin, los propios datos oficiales y un estudio elaborado por la firma KPMG sobre el entorno latinoamericano reflejan lo contrario.
En el informe titulado “En un mundo incierto, aumentan las fusiones y adquisiciones en América Latina”, la firma de consultorías empresariales en distintos temas, aborda cómo es la percepción que los líderes empresariales en Latinoamérica tienen de los distintos países para invertir y ejecutar acciones de fusión o adquisición, lo que se traduce en las decisiones que toman grandes empresas para aumentar o reducir su tamaño o para ingresar a nuevos mercados.
Estas fusiones o adquisiciones, que en inglés se conocen como M&A implican, sobre todo, una inversión de parte de estas empresas, y es debido a esto que importa mucho cuál es su postura ante los distintos países en los que pueden llevar a cabo estas acciones.
Puntualmente, para el caso del país, el dato más revelador es que, de entre una lista de 17 países, El Salvador se encuentra en la posición 13, siendo superado por otros como Honduras, Panamá, Guyana o República Dominicana, y teniendo mejores resultados.
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En los primeros puestos, si bien es cierto el que aparezcan potencias económicas como México o Brasil es algo que se espera, casi por defecto, sí llama la atención que Costa Rica figure como el mejor tercer país latinoamericano para invertir.
Por su parte, El Salvador solo es mejor que países con problemas políticos o regímenes consolidados, como lo son Guatemala, Nicaragua, Bolivia y Venezuela.
Para conocer qué países son los más atractivos para estas acciones de M&A, la firma KPMG encuestó a 400 empresarios que han participado en inversiones de, al menos, $50 millones en Latinoamérica durante los últimos cinco años y, según señala, dentro de esa muestra “hay inversionistas privados y de capital de riesgo, directivos de empresas y asesores de M&A, quienes han trabajado en diversos sectores y provienen de 14 países diferentes”, entre ellos España, Argentina, Alemania, Francia, México, Brasil o Estados Unidos.
Una vez realizadas estas encuestas, solo el 24% de esos empresarios opinó que El Salvador es un país atractivo para invertir, mientras que solo 11% lo consideró como un país muy atractivo.
Por su parte, Costa Rica fue considerado como atractivo por el 37%, mientras que el 17% lo consideró como muy atractivo.
Según Ignacio García de Presno, socio líder en KPMG, “las condiciones políticas económicas y las oportunidades de crecer y de diversificarse en Costa Rica es lo que está posicionando a ese país incluso por encima de otros como Chile, Colombia y Perú”, y son precisamente esas condiciones las que podrían explicar la situación de El Salvador.
El caso salvadoreño
Otro indicador que podría brindar un panorama detallado sobre el atractivo para las inversiones en el país es el que tiene que ver con las propias cifras que maneja el gobierno a través del Banco Central de Reserva (BCR).
De manera específica, los datos de esa institución sostienen que, al cierre de 2022, el flujo de inversiones en el país, es decir, las entradas y salidas en términos monetarios, se colocó en -$99.1 millones, una cifra negativa que refleja que, fueron más las inversiones que se fueron del país que las que ingresaron.
Este dato contrasta con el discurso oficial, pues pese a que los medios alineados al gobierno de Nayib Bukele han promovido los resultados del régimen de excepción en el plano de la seguridad pública como un factor clave para atraer inversiones, son otros puntos los que sí tienen influencia directa en este indicador.
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De manera general, García de Presno explica que “el motivo de la posición de El Salvador es porque, seguramente, no ofrece con tanta claridad, lo que se busca o buscan los ejecutivos, es decir, diversidad de mercados, o que el sector al que quieren invertir, no se está desarrollando con tanta potencia en la zona, particularmente el tecnológico”.
Asimismo, añade que estos empresarios que son inversionistas potenciales para los países en la región “a lo mejor ven alguna dificultad para hacer crecer con una buena pendiente su negocio en el mercado de El Salvador”, por lo que “no se ve con tanta claridad la oportunidad de invertir, la oportunidad de diversificar y la oportunidad de crecer”, algo que es lo contrario a lo que el estudio muestra como los máximos intereses de los líderes empresariales.
Estos puntos se suman a otros que ya han mencionado economistas y representantes del sector empresarial en el país, como el caso del Ing. Jorge Hasbún, presidente de la Cámara de Comercio e Industria salvadoreña, quien hace pocos meses señaló que los inversionistas extranjeros toman en cuenta otros puntos a la hora de elegir un país para iniciar sus operaciones.
El empresario afirmó, en ese entonces, que “los inversionistas ven la situación del Estado de Derecho”, y que “ahorita muchos sienten que no hay seguridad jurídica en el país”, debido a situaciones como los cambios de jueces el año pasado, o la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional que ejecutó la Asamblea Legislativa oficialista en 2021, algo que podría sumarse a las recientes reformas electorales.