Uno de los productos de exportación de El Salvador, el café de especialidad convencional, es poco rentable, según los hallazgos de un estudio publicado por la Sociedad Americana de Ciencias Hortícolas (AHS, por sus siglas en inglés), en su revista HortTechnology.
La investigación sostiene que en El Salvador una hectárea de café de este tipo deja solo 1 centavo de ganancia por kilogramo, unos $12.28 por cada hectárea.
Esto es porque los costos son muy altos, sobre todo en lo relativo a la gestión de plagas y enfermedades, pues este gasto asciende a $485. La cifra total es de $3,033.15, solo tomando en cuenta este rubro y otros como la cosecha, transformación, fertilización, establecimiento, gestión de la sombra y el control de malas hierbas; además de otras actividades de gestión y mantenimiento de la explotación.
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Pero a esto hay que sumarle otras erogaciones denominadas como “gastos generales no monetarios”, en los que se enlista el costo de la tierra. Con esta adición la cifra se dispara a $3,683.87. De allí es que la rentabilidad es tan baja, incluso cercana a cero.
En el estudio se hizo una investigación similar para Honduras, donde los márgenes de ganancia resultaron ser mayores. Esto es porque los costos en El Salvador son tres veces más grandes.
“Aunque el precio pagado a los agricultores salvadoreños por el café de especialidad convencional es superior al pagado a los agricultores hondureños, los rendimientos netos en El Salvador siguen siendo inferiores, debido a los mayores costes de producción”, escribieron en las conclusiones del informe los investigadores Carlos Carpio, Luis Sandoval y Mario Muñoz.
Las razones de la diferencia
Las ganancias de cafés de especialidad salvadoreños son inferiores a las de Honduras, donde los agricultores gozan de un retorno neto de hasta $0.66 por kilogramo.
Esta diferencia se da, principalmente, porque en el caso salvadoreño se deben comprar más fertilizantes e insumos para plagas y aplicarlos más veces.
“La media del número de aplicaciones de fertilizantes fue uno en Honduras y 5.5 en El Salvador”, señalaron. En ambos países, los gastos principales son los destinados a la cosecha (27 %), fertilización (26 %) y manejo de plagas y malezas (24 %), mientras que la renovación y la gestión de la sombra ocupan el menor presupuesto.
A pesar de comprar más insumos para mejorar los rendimientos, las fincas salvadoreñas siguen siendo menores que en Honduras. Esto podría deberse, de acuerdo a los autores, a la mayor prevalencia de la roya en el país y el retraso en adoptar variedades resistentes.
Para el estudio, que se publicó a finales de 2022, se utilizaron datos recolectados en las dos temporadas de producción anteriores a la investigación, es decir, en 2017-2018 y 2018-2019, por lo que los costos podrían haber aumentado.
Un sector golpeado por el clima
El café en todas sus variedades fue uno de los productos afectados con el paso de la tormenta tropical Pilar a inicios de este mes.
Si bien desde la Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal) sostuvieron que no hubo problemas de inundaciones, lo más probable es que la humedad haya dispersado enfermedades sobre las plantas, como la temida roya, algo que según Mateo Rendón, representante de la Mesa Agropecuaria Rural e Indígena, es casi “incontrolable”.
Ya en octubre, Acafesal alertó de brotes de broca en fincas de Chalatenango, Santa Ana y Morazán, donde un 10 % de los productores se enfrentan a esta plaga.