“Era muy humano”, “era muy valiente y no dejaba atrás a sus amigos”; “era una caricatura, siempre te hacía reír”; “era un artista, hacia dibujos, fotos y videos”, “yo soñaba con que sería un fotógrafo destacado”. Así es como José Bernal, de 28 años de edad, es recordado por sus familiares y amistades.
Santos no era un vagabundo como fue mencionado en algunas publicaciones las primeras horas que fue reportada su muerte; era un joven estudiante y trabajador, que estaba en su quinto año de estudios de la Licenciatura en Periodismo de la Universidad de El Salvador; que trabajaba para aportar a los ingresos del hogar y pagar sus estudios. Su último empleo fue en un centro de atención telefónica o “call center”.
Martha Carolina Santos, su madre, comentó que José era el mayor de cuatro hermanos, que se caracterizó por ser un joven solidario, que como ella estaba interesado en las causas sociales y no temía levantar la voz por las injusticias, que no abandonaba a sus amigos cuando más lo necesitaban, un factor que lo motivó a cambiar los estudios de arquitectura por los de periodismo.
Fue así como descubrió que su hijo era muy hábil para las materias de discusión y análisis, pero también para los audiovisuales. “Veía su talento en la fotografía y yo lo animaba diciéndole que esperaba que fuera un gran fotógrafo y que llegara a espacios como los de National Geographic”, agregó la madre.
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Martha reconoce que su hijo padecía de distimia, que es un trastorno depresivo más leve, de larga duración, que puede formarse por distintas razones desde la infancia o la adolescencia; pese a ello, la madre asegura que observó cómo, durante 28 años, José vivió con alegría e intensidad su vida, aunque no continuó con el tratamiento y medicamentos, esto según amigos que compartieron sus vivencias con José.
Algunos catedráticos consultados respaldaron que aunque no era muy constante, era un estudiante de diversas capacidades y que estaba a la altura de la carga académica, pero su inasistencia comenzó a ser más notoria con las clases en línea; pese a ello ya había avanzado con el 70% de la carrera y para el presente año no estaba cursando asignaturas, por lo que solo trabajaba.
Vladimir de la Rosa, su mejor amigo desde los estudios en nivel básico, lamentó la pérdida de José. “Creo que fue poco tiempo que fuimos amigos, pero yo he sentido que ha sido toda una vida”, expresó de la Rosa, quien junto a Kimberly Martínez, mejor amiga de José, se encargaron durante el velorio de hacer sonar las canciones de grupos y cantantes favoritos de José, como Pearl Jam, Oasis, Nirvana, The Verve, entre otros.
De la Rosa fue de las últimas personas con las que José convivió antes de su fallecimiento. Durante el sábado habían paseado en el Centro Histórico y degustaron un almuerzo en el mercado; “realmente no sé qué situación o pensamiento lo llevó a tomar esa decisión en esta ocasión, no era la primera vez que lo intentaba”, dijo. Pero destacó que él y otros de los amigos más cercanos que conocían la situación se mantenían al pendiente de José.
En el velorio, pudo observarse el impacto que dejó José en la vida de sus compañeros de estudio de la Licenciatura en Periodismo, de sus clases de mandarín, de sus amigos de infancia e incluso de personas que lo conocieron en manifestaciones de luchas sociales, como contra la privatización del agua y la violación a los derechos humanos.
Estado del suicidio en El Salvador y cómo prevenirlo
Para la doctora en psiquiatría Claudia Beatriz Barahona Navarrete, la muerte de José es un mensaje significativo que debe concientizar a todos los estratos de la sociedad salvadoreña, pues “el hecho que su muerte haya sido pública y no en un espacio privado como suele ocurrir, creo que deja un mensaje”, dijo.
La profesional opinó que el caso de José ha vuelto a poner la atención de las personas en la salud mental, logrando que se rompiera el miedo de conversar sobre el tema del suicidio entre las familias, amigos, a nivel público en medios de comunicación y redes sociales.
La fecha del 10 de octubre está dedicado a la salud mental, un día conmemorativo establecido por la Organización Mundial para la Salud (OMS) con el objetivo de concientizar sobre los problemas de salud mental en el mundo a través de campañas que también pretenden eliminar la estigmatización a la atención psicológica.
En El Salvador, el suicidio se ha vuelto una de las causas más frecuentes de muerte. Según datos del Instituto de Medicina Legal, estos casos han ido en aumento: solo en 2021 hubo un registro de 517 casos, la mayoría de ellos registrados sin causa ( 48.74%). Entre las causas más comunes están trastornos como la depresión (en el 13.73% de casos) y el alcoholismo ( 15.86%).
El 81.04% de casos registrados en 2021 fueron en hombres. Las edades de las personas que mueren por esta causa están en su mayoría entre los 25 y 29 años, seguido de las personas que tienen entre los 30 y 34 años y las personas de 65 años en adelante.
La Organización Mundial de la Salud advirtió que durante la postpandemia habría un decaimiento de la salud mental. Dos años después, los casos de personas que buscan ayuda de un psicólogo o psiquiatra aún son altos.
La psiquiatra Navarrete, con una trayectoria de 30 años, con experiencia en el sistema de salud del ISSS y privado, afirmó que la salud mental nunca ha sido prioridad en la sociedad salvadoreña, pero que la postpandemia y el ajetreo de la vida moderna ha dejado en evidencia que los jóvenes son los que más han sido afectados con la ansiedad, miedo a la muerte, la saturación del cumplimiento de las demandas exigidas en los grupos sociales y en los compromisos que adquieren.
La psiquiatra Navarrete recomienda a la población recuperar la comunicación saludable y la convivencia en la cotidianidad, entre la familia y los amigos, así como hacer una reflexión y revisión de los estilos de vida, fomentar el afecto y cuidar la manera del uso de la tecnología y las redes sociales, así como incluir actividades recreativas y de convivencia saludables para establecer una mejor salud mental.
Sitios de ayuda
Hay asistencia en unidades de salud o en hospitales nacionales; el Instituto Salvadoreño del Seguro Social ofrece también sus líneas de asistencias psicológicas y psiquiátricas. También hay distintas organizaciones no gubernamentales e instituciones que ofrecen asistencia alternativa de manera gratuita o de bajo costo.