A los habitantes de Ciudad Credisa, así como a los de las colonias y comunidades aledañas, se les ha restringido el uso del parque Teleférico, junto con sus canchas de básquet y fútbol, porque los soldados están ocupando estos espacios para descanso, aseo personal y de sus uniformes. Esto en el contexto del cerco militar que arrancó en el municipio de Soyapango el 26 de noviembre.
Luis, un joven de 19 años y usuario diario de la cancha de la colonia Credisa, explicó que actualmente el parque no puede usarse por lo que “los que hacemos algún deporte intentamos usar la cancha de la 22 de abril, pero tampoco permiten usarla”.
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El joven afirma que tampoco los niños y personas mayores, que por salud salen a caminar, pueden hacer uso de las instalaciones, lo cual les afecta negativamente dado que hay pocos espacios de esparcimiento en el municipio.
Pese a que el ambiente de seguridad es más visible, Luis afirma que muchos de ellos aún no dan total credibilidad al cerco, pues también temen que haya confusión entre los soldados y los capturen arbitrariamente.
El lunes 12 de diciembre, periodistas de El Diario de Hoy verificaron lo declarado por el joven; además se preguntó a los soldados que ocupaban el lugar si era cierto que los residentes no podían ingresar. Su respuesta fue negativa.
Tanto en el parque de Ciudad Credisa, el del Teleférico y en la cancha de la colonia 22 de abril se impidió incluso hacer fotografías. Los soldados dijeron que los periodistas no teníamos una autorización de Presidencia para realizar la cobertura.
Incluso se intentó violentar el trabajo del equipo de El Diario de Hoy, pues los soldados exigían que se borrara las fotografías del recorrido que se estaba realizando.
Los soldados llamaron a sus superiores para que respondieran las preguntas sobre si era cierto que se negaba el uso de las canchas a los habitantes, y los superiores respondieron que no podían contestar las preguntas porque estaban patrullando.
Ambiente de seguridad
Durante la cobertura, se recorrió la colonia 22 de abril, la comunidad 10 de octubre y la colonia Florencia, todas ellas contiguas.
En estas colonias, los pasajes son como laberintos y es notorio el cambio como resultado de los constantes operativos realizados por la PNC y el Ejército: hay capas de pintura blanca que tapan las pintas de grupos pandilleros, aunque algunas de ellas permanecen visibles en algunas paredes.
La comunidad 10 de octubre, al igual que la 22 de abril, era un bastión de la MS, mientras que la cancha ubicada en el pasaje Golondrina está libre de soldados. Ahora que hay más acceso a la zona es posible identificar el mal estado del espacio público. Por ejemplo, los juegos para niños están entre la grama alta y los arbustos crecidos.
Pese al cerco, los residentes de estas comunidades esperan la Navidad con normalidad, como todos los años. Cada pasaje ha puesto empeño para decorar con luces y otros adornos, incluso hay carteles promocionales de fiestas navideñas.
Contiguo a la comunidad 10 de octubre, se encuentra la colonia Florencia, que siempre se ha caracterizado por tener una aparente calma.
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Pero un proveedor que lleva productos a una tienda afirma que ha visto el cambio y se siente más seguro de entrar hasta este punto. “Ya no tengo desconfianza, en todas las colonias pagábamos renta y ya no pagamos desde marzo, andamos ya en todos lados”, agregó.
El proveedor, que prefirió no dar su nombre, afirma que tenían que escoger a qué colonias ir según su lugar de residencia. Si en su colonia dominaba una pandilla determinada, no podían ir a una zona de pandilla contraria.
La colonia Florencia siempre se ha caracterizado por ser solitaria y era acechada por delincuentes comunes o pandilleros. Hoy, los habitantes afirman que se sienten más seguros con los constantes patrullajes, pero también esperan que así como la seguridad ha llegado, las obras de recarpeteo lleguen pues las calles poseen interminables baches que en otras ocasiones fueron reparados por los mismos residentes.