Desarrollar una aplicación para sistema Android que permite la conexión por medio de bluetooth con una máquina de bebidas ha sido uno de los grandes logros de la joven salvadoreña Priscila Abigaíl Monroy Morales, quien se encuentra becada en Alemania.
Hace dos años, logró obtener una de las becas para másteres Erasmus Mundus, de la Unión Europea, un programa de alto nivel para estudiantes de Latinoamérica, Europa y Asia.
La estudiante salvadoreña contaba con una Ingeniería en Aeronáutica de la Universidad Don Bosco, sin embargo, su deseo de especializarse la llevó a buscar esa nueva oportunidad educativa en Europa.
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Priscila explica que una de las ventajas del programa que la becó es que permite a los estudiantes tomar clase en universidades de diferentes países para realizar el máster, en su caso ella eligió una especialización en mecatrónica.
La mecatrónica es una integración entre la ingeniería mecánica con la electrónica y sistemas computarizados de control inteligente para el diseño y fabricación de productos y procesos.
Priscila estudió inglés desde pequeña, y alemán cuando ya se encontraba en segundo año de la universidad, por lo que se le presentó una amplia gama de países para seguir sus estudios.
“Yo le recomiendo a los padres de familia que inviertan en el aprendizaje de idiomas de sus hijos. Es una inversión para el futuro”, expresa.
Priscila inició el sueño de obtener su maestría en mecatrónica en septiembre de 2021, cuando viajó hacia España para estudiar en la Universidad de Oviedo, en Gijón, una ciudad costera localizada en el norte del país, en el Principado de Asturias.
Un año después, se trasladó a Alemania para cursar la segunda parte del máster en la Universidad de ciencias aplicadas Hochschule Karlsruhe, en la ciudad de Karlsruhe, en el estado de Baden-Württemberg, la cual se se caracteriza por sus calles radiales que se extienden partiendo del palacio central y quedan englobadas en un círculo.
La experiencia de crear máquinas
Cada semestre, los estudiantes deben realizar una propuesta de un proyecto, según la especialización.
“Nos pidieron un proyecto que hiciera énfasis en agilizar los procesos para construir máquinas”, dice la estudiante.
Es así como Priscila junto a cuatro compañeros de Alemania, México y España decidieron crear una máquina para mezclar bebidas que fuera compatible con una aplicación para sistema operativo Android, por medio de bluetooth.
El reto para los estudiantes fue crear las máquinas desde cero y para eso tenían un plazo de dos meses, por lo que fue importante la optimización del tiempo en grupo.
En este trabajo, Priscila mencionó que fue importante el intercambio de conocimientos que se da entre estudiantes de un continente con otros países. “Para los estudiantes de Alemania su especialidad era más en mecánica y se encargaban de las impresiones 3D y en cambio la experiencia de los latinoamericanos es más en electrónica”, relata.
Priscila agrega que eso permitió que se trabajara de manera separada lo mecánico de lo electrónico, pero que el trabajo en equipo permitió que todo funcionara correctamente al momento de unificar las partes.
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En el grupo, el aporte de Priscila fue desarrollar la aplicación para el sistema Android que se comunica por medio de bluetooth con la máquina para seleccionar las bebidas que uno desea mezclar y cuáles ingredientes extras pueda agregar.
La máquina de bebidas creada por Priscila y sus compañeros opera con microcontroladores de una plataforma de creación electrónica de código abierto para dispositivos digitales.
Sin embargo, debido a que estos microcontroladores tienen una capacidad limitada, el reto para ellos también era optimizar las funciones para los sensores y las bombas.
Después de dos meses de trabajo, presentaron un máquina que mezcla bebidas que funciona por medio de una aplicación desde un teléfono móvil, que facilita a los usuarios hacer otras cosas mientras el aparato les prepara su bebida favorita.
“Es una máquina que cualquier persona puede tener en su casa y por medio de una aplicación puede ordenar una mezcla de bebidas disponibles en menos de dos minutos”, asegura Priscila.
El proyecto fue presentado a los docentes por los estudiantes que tuvieron que mostrar y defenderlo al final del semestre. Al mismo tiempo, la presentación fue transmitida en vivo para alumnos de universidades de diferentes países de Latinoamérica entre ellos: Colombia, Ecuador, México y a la Universidad Don Bosco, en El Salvador.
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Un sistema educativo diferente
La experiencia de Priscila tras pasar por aulas de España y Alemania le permite hacer una reflexión sobre las carencias que enfrentan los estudiantes salvadoreños en las aulas educativas, entre ellas, la falta de acceso a la tecnología y herramientas necesarias para el desarrollo proyectos experimentales.
“Los métodos en Europa dan libertad al alumno a que desarrolle proyectos, experimentando, trabajando con componentes, se le da énfasis a la parte teórica y la parte práctica. El alumno tiene libertad para desarrollar su creatividad e innovar”, explica.
La salvadoreña insta a padres de familia y estudiantes a buscar oportunidades en programas de becas educativas en el exterior, pero, para ello, resalta la necesidad del aprendizaje de idiomas.
“Aprender un idioma no es accesible para todas las familias (en El Salvador), pero para quienes puedan hacerlo, piensen que es una inversión para el futuro, no es un gasto”, recalca.
En cuanto a su experiencia de vivir en otros países, Priscila explica que lo que más le ha sorprendido de Alemania es la cultura del reciclaje, que implica la separación de la basura desde casa; el ordenado y puntual sistema de transporte; la facilidad al hacer trámites en oficinas gubernamentales y la apuesta integral por la educación de calidad.
“Es más ordenado en todo sentido, los procesos son más ágiles. Es bien importante la puntualidad, la cultura de trabajo y responsabilidad”, manifiesta.