Viernes 15 de abril:
Viernes Santo. Eran entre las 9:00 y 9:30 de la mañana cuando Óscar Alfredo Gallegos Pocasangre, de 46 años, salió de su casa, en la colonia Valle Encantado, a comprar unos cigarros para su consumo.
Pero no alcanzó a llegar a la tienda. Unos policías vestidos con uniforme azul, lo capturaron y lo subieron a un pick up de la institución. Su madre, María Dominga, estaba casi a la salida de la colonia cuando vio que llevaban a Óscar. Los policías salieron rápidamente de la colonia.
Al ver eso, María decidió ir a buscarlo a la Policía para enterarse por qué lo habían detenido. Lo encontró en la subdelegación de Sensuntepeque, la que está frente a la Casa de la Cultura. María explicó que su hijo no era pandillero y que estaba enfermo, bajo tratamiento psiquiátrico. Mostró los documentos médicos. Pero nadie le quiso ayudar. Los policías le dijeron que no tenían nada que ver con eso y que fuera a la Procuraduría General de la República (PGR).
Ante eso, ella optó por llevarle las pastillas que Óscar tomaba a diario: Carbamazepina de 200 mg, que son recetadas a las personas que padecen epilepsia o neuralgia trigémina (enfermedad que causa dolor en los nervios faciales). María le suplicó a un policía que se las diera a Óscar. El agente se comprometió a pasarlas.
Sábado 16 abril:
En la mañana de este día, María regresa a la subdelegación a indagar cómo está su hijo. Para su sorpresa, ve que las pastillas que el día anterior había llevado para que Óscar no interrumpiera el tratamiento, siguen en la mesa del policía que recibe a todas las personas en la entrada.
La familia sospecha que el temblor constante que otros privados de libertad aseguran haber visto en Óscar, así como la angustia con que llamaba a la mamá, era por la falta de medicamento.
La madre y una hermana de Oscar escucharon cuando un policía le decía que se sacara la marihuana. Él respondía que no tenía nada de eso. Según la familia, cuando lo capturaron, a Óscar solo le encontraron unos cigarros y un bote de alcohol, de los conocidos como cochebomba.
Martes 19 de abril:
Aproximadamente a las 2:00 p.m., Óscar es trasladado junto a muchos privados de libertad, hacia el Centro Penal La Esperanza, conocido como Mariona. Para entonces era evidente el deterioro de su estado de salud y a pesar de eso, fue tratado como cualquier otro reo: golpes y empujones. Al parecer a Óscar le colocaron una macana en el cuello y así lo llevaron, casi de arrastras, al bus donde lo trasladaron.
Miércoles 20 de abril:
A las 9:20 de la mañana, el Instituto de Medicina Legal hace el reconocimiento del cadáver de Óscar en el hospital nacional Zacamil. El médico forense dictamina que murió a consecuencia de “traumatismo craneoencefálico severo de tipo contuso”, es decir, por golpes en la cabeza. Eso dice el documento entregado a la familia.
Imágenes del cadáver de Óscar no solo muestran golpes en la cabeza, sino en distintas partes del cuerpo, como en las costillas y brazos.
Pero pasa el miércoles, jueves y viernes y ninguna institución, ni Policía, ni Fiscalía, ni Medicina Legal, avisa a la familia de Óscar que éste ha muerto.
Sábado 23 de abril:
María va a la misma subdelegación de Sensuntepeque a preguntar por otro jóven vecino que también había sido capturado.
El policía que la recibe le dice que le tiene que dar una noticia de su hijo. María creyó que le iban a decir que Óscar iba a salir libre. Pero en vez de eso, le dicen que Óscar estaba muerto, que el miércoles había fallecido.
María les preguntó por qué no le habían avisado. El policía le respondió que no estaban seguros de que fuera Óscar, y que había muerto de un infarto. Además, les dijeron que el cuerpo se lo entregarían el martes (hoy) y que no lo fueran a reclamar porque ellos (los policías) se lo iban a llevar.
Pero ese mismo día, la familia fue a la oficina local de la Procuraduría de Derechos Humanos a solicitar ayuda para que les entregaran el cadáver de Óscar, luego de recibir consejos de que procuraran que se lo entregaran, porque posiblemente se los querían entregar hasta el martes para que por el estado de descomposición ya no se le notaran los golpes.
La familia supone que en esa oficina hicieron gestiones para la entrega del cadáver; fue por eso que se los entregaron el domingo anterior.
Cuando la familia leyó el documento que Medicina Legal les había entregado, preguntaron qué significaba que Óscar hubiera fallecido de “traumatismo cráneoencefálico severo de tipo contuso”. Le dijeron que había muerto a raíz de una golpiza.
Una vez que recibieron el cadáver la familia le hizo varias fotos. El cuerpo tenía varios golpes en la cabeza, el más grande en la frente, otros moretones en las costillas.
“Allí tengo las fotos: bien golpeado está, tiene rajadita la frente, en la cabeza, por las costillas, en el codo, en el cuello. Yo no creo que los demás reos hayan golpeado a una persona con una mente así. Imagino que fueron los policías o los custodios quienes lo golpearon”.
“Yo voy a ir a poner una demanda a la Fiscalía, no pienso quedarme de brazos cruzados".
Lunes 25 de abril:
Óscar fue sepultado la tarde del lunes en el cementerio de Sensuntepeque. Dos familiares de la víctima aseguran que mientras iban con el féretro, encontraron a unos policías, uno de los cuales, comenzó a sonar las esposas, se le quedó viendo al carro fúnebre y sonrió burlonamente.
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De acuerdo con familiares de Óscar, éste era paciente psiquiátrico desde 1999. En varias ocasiones fue ingresado al hospital Psiquiátrico hasta por seis meses. La misma Policía lo trasladó en algunas ocasiones, por lo cual no pueden decir que ignoraban la dolencia de Óscar.
En Sensuntepeque era bien conocido que Óscar tenía una enfermedad cerebral. El próximo 2 de mayo tenía su próxima cita en el hospital Psiquiátrico.
“Nosotros queremos saber quién le hizo eso a Óscar. Queremos hacer eso para ver si así no siguen muriendo más personas injustamente”, afirmó un hermano de Óscar.
El Diario de Hoy procuró obtener la versión oficial sobre este hecho, pero al momento de publicar esta nota, no se había obtenido respuesta.
