A pesar de haber vivido un infierno en la cárcel, Víctor es una persona sonriente y bromista. Pero su rostro se ensombrece al comentarle que, más allá del sufrimiento que él y otras personas han vivido en los penales, el régimen de excepción es una medida aplaudida por la mayoría de la población, como lo subraya a diario la propaganda del Gobierno. Y responde:
“Nosotros, por años, le dijimos a los gobiernos, que había que recuperar los territorios. Como periodista vivimos eso, que no puedes ir a otra colonia, a veces como periodista nos costaba movernos a una comunidad, íbamos a veces con temor, aunque vayas bien identificado. Nosotros le decíamos al Estado, a ARENA, al Frente, miren, hay que recuperar los territorios. También los jóvenes necesitan oportunidades de empleo, de estudio, gratuitamente. En esa época, muchos jóvenes eran rescatables. Después, esto se desbordó. Era necesaria una intervención del Estado. Pero que intervinieran con una investigación especializada. No soy fiscal, no soy investigador, pero aquí te investigan preso. ¿Cómo es eso? Si debés un delito, tenés que pagar, pero aquí te meten preso y después te investigan”.
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Barahona también reacciona ante otro discurso del Gobierno: que El Salvador es ahora el país más seguro de América Latina.
Y expresa: “¿Cómo va a se seguro si un periodista está preso arbitrariamente, porque les incomoda mi entrevista, o porque no soy de Nuevas Ideas? Para mí, no es así. El pueblo tiene que despertar, en la forma en que elegimos a nuestros gobernantes, que atropellan nuestros derechos, y aplaudimos. Con respeto al señor presidente de la República, le aplaudo algunas medidas; sí era necesario recuperar territorios. Hay gente que se fue huyendo, desplazadas (por las pandillas), violentaron sus derechos humanos, que le asesinaron un familiar. Pero debió haber sido con una intervención policial más efectiva, muchísimos que hemos estado detenido somos inocentes. Yo me declaro inocente”.
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Castigo por su fe
“Cuando en la celda estábamos en comunión con Dios, hacíamos nuestros cultos y eso era ilegal, no te permiten religión. A veces hacíamos culto y nos llevaban a castigarnos, nos hincaban, nos dejaron sin comida un par de veces. Decíamos ‘por Dios, no importa que nos dejen sin comer’.
A un compañero lo vieron leyendo la Biblia a las 10 de la noche y se lo llevaron (a golpearlo).
Después sí permitieron religión, de unos cuatro a cinco meses para acá sí permitían un culto a la mañana, 5:30 a.m., llegaba un pastor de ellos de amarillo, de fase de confianza. Se dieron cuenta que a la celda no le importaba el castigo por hacer su culto”.
Medicinas vencidas
Barahona asegura que en el penal de Izalco les entregan medicamentos ya caducos a los reos, pues lo vivió en carne propia. Al ser hipertenso y después del único chequeo médico que recibió cuando llegó al centro penitenciario, dice que le entregaron unas pastillas; pero las revisó y estaban vencidas. Un custodio le dijo: “bueno, agarralas si las querés, si no las bebés, aquí otro las va a beber”. El periodista prefirió conservarlas y no tomarlas, para evitar que hicieran daño a otra persona. “Cuando yo descubrí eso, otros compañeros vieron que sus medicinas tenían un mes de vencidas, y así”.