El gobierno de El Salvador cuenta con la herramienta de generar temor en la población como mecanismo de acceso para que el presidente Nayib Bukele consiga perpetuarse en el poder, según expusieron voces expertas.
Precisamente, el miedo de los salvadoreños y salvadoreñas es el político, que a palabras del vicerrector de Proyección Social de la UCA, Omar Serrano, es aquel que sienten las personas a que su bienestar colectivo se vea perjudicado por diversos factores o fenómenos.
“En la actualidad en todos los sectores sociales se respira miedo”, lamentó Serrano, durante la cátedra abierta de realidad nacional.
“¿Por qué el miedo es un elemento fundamental para perpetuarse en el poder? Porque las personas a cambio de sentirse seguras están dispuestas a sacrificar algunos derechos fundamentales de su vida, sin darse cuenta que está sacrificando su futuro", dijo Serrano
Miedo, igual a políticas públicas
El miedo también es la fuente de donde emanan las políticas de seguridad, según el vicerrector.
Por tanto, esa sería la respuesta a la vigésima prórroga al régimen de excepción que se aprobaba mientras Serrano y el investigador Oscar Picardo Joao reflexionaban sobre el miedo como política de Estado.
En este sentido el gobierno ha implementado medidas generales destinadas a generar miedo en toda la población, pero también medidas para generar miedos en sectores específicos.
A palabras de Serrano, quienes aseguran que con las pandillas sentían “más miedo” que el que puedan sentir hoy en día con las políticas de seguridad del gobierno, solamente caen en “dejar de sentir un miedo por otro”: “Lo terrible es que lo que se ofreció que se iba a dar, no se está dando, porque hay miedo”.
Algunos ejemplos que mencionó sobre las medidas generales que causan miedo en la población a cambio de la seguridad son el estado de excepción, la cual “es la principal herramienta del gobierno para infundir miedo político interno en la población”.
Por el régimen de excepción estarían experimentando miedo no solo los miembros de las estructuras criminales, sino también los vendedores ambulantes que no se oponen a los desalojos, los familiares de los detenidos, y los pobladores más pobres.
“El problema del régimen de excepción es que se aplica a discreción, en tanto a capturar números y no sospechosos. El régimen es la sombrilla que puede cubrir a cualquier persona, ha sido aplicado a periodistas, ha sido aplicado a comunicadores sociales, a defensores del medio ambiente, a maestros y sobre todo a jóvenes de barrios y colonias pobres”, lamentó Serrano.
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El investigador Picardo Joao, señaló que la militarización es otro factor de terror en la población salvadoreña. Pero sugiere que el miedo político debe enfrentarse con principios éticos.
“Tenemos bastantes antecedentes de la capacidad de actuar de forma consecuente en Arnulfo Romero e Ignacio Ellacuría", sugirió.
Retomando la figura de Ellacuría, el rector de la UCA, p. Andreu Olivo, aportó sobre la realidad local, señalando que por el miedo, el país no ha avanzado en su historia.
“Decía Ellacuría que 'hay que desechar el espejismo de las falsas soluciones que tan solo alargan la agonía del pueblo', estaba hablando de los momentos más duros de la guerra, pero esta agonía no ha terminado; han cambiado las cusas, han cambiado los motivos, pero nuestro pueblo sigue agonizando porque sigue teniendo que desplazarse, migrar, tiene que incluso dejar a un lado sus valores fundamentales”, señaló el jesuita.
Popularidad, miedo y culto
Picardo señaló el camino que ha trazado el gobierno para fijar un fenómeno de culto sobre la figura de Bukele, esto simultáneo al temor que los aparatos del Estado se han ocupado de infundir.
Las ideas radicales, la identificación de los enemigos, la falta de críticas, aparece la devoción para finalmente fijar el culto. Esto está encaminado a través de la publicidad y propaganda.
“Si hay algo que hace este gobierno es utilizar todas las habilidades comunicativas de una forma perversa”, añade Picardo.
Sobre el fenómeno de Culto, el investigador desconoce sobre cómo se vaya a desarrollar o a desmontar