“Perdimos el miedo y decidimos enfrentarnos a un sistema que solo nos veía morir”. Así recordó Odir Miranda la lucha que comenzó, junto a otras cuatro personas, hace 27 años para que el Estado salvadoreño garantizara el derecho a la salud a las personas que habían sido diagnosticadas con VIH. Antes de esa fecha, las personas no contaban con medicamentos.
El recordatorio de Odir fue colocado en su muro de Facebook, al rememorar la lucha que fue realizada a través de la Asociación Atlacatl Vivo Positivo.
El salvadoreño fue el rostro visible de esa lucha, que incluyó demandas que le dieron la razón y que obligó al Estado a proporcionar los antirretrovirales a las personas.
El 12 de mayo “fue el día que decidí dar la cara públicamente para ponerle un rostro a la pandemia y no seguirnos escondiendo y que la gente siguiera viendo que el VIH es la sombra de la muerte, sino como a las personas que estábamos ahí, que estábamos queriendo vivir y que luchábamos por la vida sin tener una esperanza de atención porque las autoridades de ese entonces no tenían interés de invertir en la compra de antirretrovirales, que era lo único que nos salvaba la vida”, relató Miranda vía telefónica.
Odir fue diagnosticado con VIH en 1996; en unos días cumplirá 55 y reside en el exterior, donde trabaja siempre en la lucha de dicha pandemia.
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Lograr que les proporcionaran los medicamentos “no fue fácil” ya que, en términos legales, la Corte Suprema de Justicia tardó dos años en resolver su caso.
Pero además, en el país comenzó a entregar los antirretrovirales hasta once meses después de otro fallo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Otros países de la región observaron la lucha que se había realizado en El Salvador para la atención de las personas y comenzaron a brindar antirretrovirales, sin pasar el mismo proceso legal que Odir había emprendido contra el Estado y una dependencia gubernamental que le había negado el acceso a la salud.
“Decidimos emprender esa lucha sin saber si íbamos a poder terminar; lamentablemente en esa lucha perdieron la vida cuatro de los cinco que fundamos la Asociación y me tocó seguir. No olvidar que comenzamos a dar pasos sin tener mayor conocimiento de todo lo que teníamos que hacer. Dichosamente, Dios me dio esa oportunidad de vivir y lograr lo que El Salvador tiene ahora en la atención de las personas viviendo con VIH”, rememoró el salvadoreño.
También recordó, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tiene una firma de acuerdos amistosos donde El Salvador se comprometió a que la situación que enfrentaron las personas con VIH no se repita, es decir, que los salvadoreños no pasen por una situación similar para tener atención médica.
Señaló que la pandemia por el nuevo coronavirus llevaba las mismas características, donde las personas eran discriminadas y rechazadas “por miedo nuevamente a lo desconocido”.
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Consideró que el país debe de tener más personal capacitado para atender a las personas porque continúan registrándose casos, impulsar campañas de prevención, de sensibilización y que haya acceso a las pruebas de VIH.
Odir señaló que el infectólogo Jorge Panameño fue quien lo impulsó a realizar la lucha ya que él comenzó a hablarle sobre los tratamientos. “Yo llegaba en silla de ruedas y siempre me decía, ‘si ustedes no lo hacen, nadie lo va hacer por ustedes; es importante que una persona comience a alzar la voz’”, recordó el salvadoreño.
“Ahora puedo decir que el VIH fue una bendición para mí, en ese momento no lo vi así, pero al pasar el tiempo y después de haber dado la cara, mi situación cambió porque, además de haberme quitado una carga, esconderme ante una sociedad que está acostumbrada a juzgar, y dar la cara públicamente, sentí que las cosas comenzaron a tener otro rumbo y a tener una razón de porqué vivir. Realmente antes de eso, la vida para mí no tenía el sentido que tiene ahora porque sigo trabajando en un programa de VIH. La pasión que surgió en ese momento y de la decisión de hacerme público, fue lo que dio un giro a mi vida, un giro que puedo decirlo ahora, positivo que me hace ver la vida con otra mirada”, dijo.