El Salvador se encuentra entre los países que han caído en “electo-dictaduras” y son vulneradores de derechos humanos, acorde al más reciente informe de la Corporación Latinobarómetro, titulado “La recesión democrática de América Latina”.
“En El Salvador el presidente en ejercicio Nayib Bukele anunció que se postulará a la reelección, aunque la regla constitucional del país solo permite la reelección no consecutiva. Bukele rompe esa regla al anunciar su candidatura para la elección que tendrá lugar en 2024”, reconoció la corporación de democracia.
El Latinobarómetro es un estudio de opinión pública que aplica anualmente alrededor de 20,000 entrevistas en 18 países de América Latina, representando a más de 600 millones de habitantes. Corporación Latinobarómetro es una ONG sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile.
Te puede interesar | Luis Parada: "Bukele me indicó la posibilidad de colaborar con su gobierno"
Si bien la Corporación reconoce que en general Latinoamérica cuenta con varias dictaduras, estas se caracterizan porque dejaron de lado a los militares como en el siglo pasado, y esta vez todos los dictadores son primero civiles elegidos en comicios libres y competitivos, pero luego se quedan en el poder cambiando las reglas, haciendo “seudoelecciones” para mantener la categoría de “democracia”.
“Ya no se usan armas ni militares, asumen la presidencia. Son electo-dictaduras civiles”, señaló la organización internacional.
“Es una manera ‘blanda’ de llegar a ser dictador. Por eso en este informe se las llama ‘electo-dictaduras’. América Latina ha transitado desde dictaduras militares a electo-dictaduras. Y pareciera que se agregaría a esta lista El Salvador, un país que ha violado los derechos humanos de las personas encarceladas y que ahora cambia la regla electoral para permitir la reelección consecutiva”, detalló el informe.
El Latinobarómetro reconoció que de manera general ya no se buscan autoritarismos militares, sino que más bien se quiere “elegir” al gobernante, aunque estas elecciones sean “falsas, deficientes o muy débiles” en su integridad electoral.
“Los presidentes elegidos de esta manera intentan aparentar muchas veces que son demócratas, revestirse con la pátina de la democracia, pero en realidad son autócratas, dictadores”, señaló.
A criterio del experto en transparencia y ética gubernamental, Wilson Sandoval, la “electo-dictadura” es la que teóricamente más se asemeja a la realidad salvadoreña.
Puedes leer | Competir en elección no legitima candidatura de Bukele, dice oposición
“Es el concepto más adecuado, es el que da una descripción más amplia de lo que está sucediendo en El Salvador, donde a través de un proceso electoral, Bukele pretende reelegirse, pero un proceso electoral que viene viciado desde sus inicios, ya que viola la Constitución, viola diferentes leyes secundarias”, dijo Sandoval a El Diario de Hoy.
Pero, a criterio del abogado constitucionalista Enrique Anaya, el calificar a El Salvador como una “electo-dictadura” es apenas un eufemismo de la autocracia con la que él califica que ya vive el país.
“La expresión ‘electo-dictadura’ me parece un eufemismo para un régimen autocrático. En todo caso, en los términos usados en el informe, El Salvador no es todavía una electo-dictadura, pero lo será al materializarse la reelección de Bukele”, dijo a este medio de comunicación.
Por su parte, la Corporación añadió que, por definición, los dictadores no se eligen, sin embargo, en América Latina se han “elegido” a través de las urnas.
El Salvador: la nueva autocracia
El Salvador está dejando de ser una democracia y transformándose en un populismo autocrático, según determinó la Corporación Latinobarómetro.
El politólogo Daniel Grimaldi, director Ejecutivo de la Fundación Chile 21, explicó a Radio Francia Internacional que “cuando a los ciudadanos se les pregunta por la democracia, más que pensar en los ‘principios’ que rigen la democracia, lo que subyace para ellos en la pregunta es una ‘evaluación’ de los gobiernos que se consideran democráticos. Lo que pasa es que hay gobiernos que se consideran democráticos, pero que son incapaces de solucionar los problemas que atañen a la gente, entre otros, proveer salud y educación, luchar contra la delincuencia”.
“Es a partir de las evaluaciones negativas que hace la gente sobre el desempeño de los gobiernos que se dicen democráticos que pueden surgir figuras autoritarias como una alternativa”, subrayó Grimaldi para el medio.
“Además, si son eficaces, como es el caso de Bukele, hay gente que está dispuesta a brindarles su apoyo”, agregó, ya que el informe señaló que la población en su mayoría aplaude los atentados contra los derechos humanos por provenir desde la figura del mismo Nayib Bukele.
“No respetar las garantías de los delincuentes y detenerlos sin piedad, rápida, masivamente y sin el debido proceso. Que la gente lo apoye refleja el descontento frente al tema de seguridad y cómo cualquier método parece válido para combatir la delincuencia, sobre todo si tan pocas voces lo cuestionan. La actitud de indiferencia hacia este tipo de régimen contribuye a apoyar esas opciones no democráticas”, afirmó.
Ya el Estado salvadoreño enfrentó un juicio con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, acusado por organizaciones civiles de derechos humanos y de libertad de prensa, por registrar más de un centenar de muertes bajo custodia estatal, casos de torturas, agresiones contra la prensa y otros crímenes internacionales.
Pero ante la falta de cuestionamiento de parte de la gran mayoría de la población, la Corporación Latinobarómetro envió una clara alarma y recomendación a El Salvador a no caer en los “personalismos”, como cuando el presidente de la República se considera indispensable para su país y modifica las reglas de reelección a fin de acceder a un nuevo período presidencial, más allá de lo establecido.
Es ese precisamente el camino que ha trazado Bukele desde su anuncio de deseo de perpetuarse en el poder: mandar a la Asamblea Legislativa, con mayoría afín a él, a cambiar las reglas electorales.
Asimismo, la Sala de lo Constitucional, servil al Ejecutivo, emitió una “resolución” en la que avalan que Bukele pueda tener una reelección presidencial inmediata, aún cuando la máxima autoridad en leyes lo prohíbe en seis artículos.
Otra muestra del deseo de poder de Bukele inició el pasado 15 de septiembre, cuando la que tendría que ser la celebración de la independencia que marcó la historia del país, fue usada por Bukele para confirmar con bombo sus deseos de perpetuarse en el poder. Ahora, es candidato a la Presidencia, pese a todos los artículos constitucionales que lo prohíben.