La directora interina para las Américas de Human Rights Watch, Tamara Taraciuk, hace una advertencia importante: que los autoritarismos ya no se presentan como las dictaduras militares de antaño, por lo que puede llegar a ser más difícil identificarlos.
“Yo creo que en América Latina hemos pasado la etapa de solamente pensar en el autoritarismo como las dictaduras militares del cono sur. Ya es evidente que uno puede ser autoritario sin tener un traje militar y habiendo llegado al poder de forma democrática”, afirma.
“No importa cuán millennial uno sea y cuánto uno use Twitter, para medir el autoritarismo que uno tiene”, añade.
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Esto en clara alusión a Nayib Bukele, quien ascendió al poder por la vía democrática en 2019 y cuyo partido obtuvo en 2021 mayoría calificada en la Asamblea.
Sin embargo, Bukele ha utilizado este poder para socavar la democracia y debilitar las instituciones que podrían hacerle un contrapeso.
Esto, afirma, es comparable a los inicios del mandato de Hugo Chávez, quien alcanzó la presidencia por la vía electoral pero destruyó la democracia venezolana y silenció la disidencia.
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Ante esto, Taraciuk explica que una cosa es la legitimidad de origen, haber sido electo por la vía democrática, y otra muy diferente es la legitimidad en el ejercicio del cargo”.
Más allá de haber ganado elecciones, recalca, “lo revelante es qué hace cuando ejerce el poder y es bastante evidente por lo que estamos viendo que el presidente Bukele no lo hace democráticamente”.