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La despidieron y convirtió su vocación en su nuevo empleo

Desde niña, Estela Acosta aprendió de su padre las habilidades para usar herramientas para varios oficios.

Por Jorge Reyes | Mar 07, 2023- 23:10

Foto EDH/ Jorge Reyes

Hace una semana, la hija de Estela Acosta publicó en Twitter cuatro fotografías de su mamá chapodando grama con un machete, taladrando una pared y haciendo pequeñas obras. “Si están buscando a alguien para mantenimiento general de casas, pueden escribirme y les brindo el contacto de mi mamá”, se leía en la publicación.

Los internautas reaccionaron viralizando a Estela, como ocurre frecuentemente en redes sociales con personas que realizan actividades que no encajan en los prejuicios, y es que se espera que una mujer no tenga la habilidad, o fuerza, de utilizar herramientas para oficios que son prácticamente exclusivos para los hombres en El Salvador.

Desde que tenía ocho años, Estela acompañaba a su papá cuando este trabajaba en las tareas de una finca. Su padre también le enseñó algo de mecánica automotriz cuando reparaba su carro. Le encargaba hacer labores sencillas y la ponía a hacer el chequeo del estado de las partes. Así se fue familiarizando con el uso de herramientas.

Por ahora Estela no tiene muchas herramientas, pero con las ganancias del trabajo espera ir adquiriendo más.
Foto EDH/ Jorge Reyes

También ella tiene una curiosidad natural por saber cómo funcionan los aparatos. Frecuentemente se quedada sola en su casa y sola empezaba a reparar los muebles. De sus primeros recuerdos que tiene de pequeña son cuando su padre la ponía a ayudarle a pasar los clavos cuando hacía carpintería. Con la práctica fue perfeccionando su técnica. También buscó tutoriales en YouTube para aprender trucos y nuevos oficios.

En un bolsón negro lleva todas sus herramientas básicas: un martillo, cinco desarmadores, dos tenazas, dos espátulas, un taladro, una sierra, un serrucho, llaves Allen, cinta métrica y un nivel. Por eso no puede hacer cosas muy sofisticadas en carpintería porque no tiene la maquinaria necesaria y sus pequeños muebles, como pequeñas mesas, las vende a 20 dólares. Eso sí, con las pocas herramientas trata de hacer lo mejor posible, describe sus creaciones como rústicas, pero a la vez delicadas.

Estela estudió dos años la carrera de Ingeniería en Sistemas en la universidad, pero tuvo que abandonar por problemas económicos.

Abrirse camino en un campo de hombres

Con orgullo cuenta que hacerse de una pequeña clientela le ha costado a pesar tener años de trabajar en reparaciones en casas, pero lo hacía cuando tenía tiempo libre mientras tenía un trabajo fijo. Sin embargo, en 2022, fue despedida de su empleo como promotora en una alcaldía de la zona metropolitana de San Salvador, la que evita mencionar para no cerrar puertas, y tomó más interés de dedicarse de lleno a trabajar por cuenta propia.

Ser mujer carpintera-fontanera-jardinera-albañil ha tenido desventajas, pero también algunas ventajas, como por ejemplo que sus clientas prefieren dejar entrar a una mujer a su casa porque se sienten más en confianza, sobre todo si hay niños o niñas en la casa.

La carpintería es la favorita de sus habilidades. De los recuerdos más profundos de su infancia están los de ella ayudando a su padre en ese oficio.
Foto EDH/ Jorge Reyes

Por otro lado, ella ha notado que incluso mujeres le han rechazado darle trabajo porque no creen que ella sea capaz de hacer las tareas requeridas. También mujeres de su entorno social le han hecho comentarios desagradables por hacer una labor que, supuestamente, deberían hacer solo hombres.

Ser madre soltera y combinar el trabajo con el cuido de los niños también es un obstáculo. “Una vez tuve que ir a trabajar a una casa y me tocó pedir permiso a los dueños para que mis dos hijos me acompañaran porque no tenía con quién dejarlos, pero me dijeron no quería niños, estos molestan”, comenta con un poco de frustración. Este tipo de experiencias la hacen pensar que las mujeres necesitan apoyo, como de una plataforma o red que ofrezca al público los servicios de mujeres que trabajan independientemente.

Por su propia experiencia, Estela hace la invitación a las mujeres que se animen a trabajar en lo que realmente les gusta, y si no tienen los recursos para empezar, que busquen apoyo en la familia para poder comprar por lo menos unas pocas herramientas. “Ya no somos como las mamás de antes que eran mantenidas por sus esposos y no las dejaban trabajar”, comenta Estela, y cierra la plática diciendo que la mujer en el siglo XXI es capaz de hacer de todo.

Sueña con tener un torno para madera..
Foto EDH/ Jorge Reyes

Si desea contratar los servicios de Estela Acosta, su número de contacto es el 6032-7931.

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