Casi al mediodía, un grupo de los antiguos motoristas de la Ruta 42 observaban desde la calle el caos que había dentro de las instalaciones en las que hasta el sábado pasado trabajaban; algunos tienen años de ser motoristas desde esa ruta y por eso , con cierta propiedad y mezcla de indignación , expresan: "Ellos creen que solo es de irse a sentar", "ya hasta fundieron un microbús", "chocaron otro".
Adentro, en el punto de buses, la Comisionada Presidencial, Carolina Recinos; el ministro de Defensa, René Merino Monroy, y otros militares y personal con camisas amarillas del MOP, discutían sobre la frecuencia con la que debían salir las unidades. No hubo declaraciones para la prensa, solo conversaron entre ellos. Por la mañana, la desorganización le pasó factura a los pasajeros; algunos reclamaron que esperaron hasta una hora y media para poder abordar el bus.
El grupo de antiguos empleados de la ruta, que rondaba las 25 personas, han estado en la acera de enfrente por muchas horas "esperamos al Patrón nada más; ahí está todo"; como se refieren a Catalino Miranda, el empresario capturado el sábado pasado.
En el Gobierno ellos no tienen esperanza de que los ayude en su situación, puesto que tras apoderarse de los buses y microbuses muchos de los antiguos empleados quedaron sin trabajo. " De nada sirve que hablemos con el Presidente, si nosotros para ellos no valemos nada", lamentó Jorge, un motorista que tiene 17 años de laborar en esa ruta.
Zuleyma, una de las empleadas de la ruta, comentó que son unos 500 empleados los afectados y quienes piden al Gobierno les resuelva su situación de empleo o los coloque en puestos "aunque se de barrer... Tenemos hijos, alquilaros casas y eso no lo ve el Presidente".
En esa cifra incluyen a 293 motoristas fijos, más otra cantidad que labora solo por días; también incluye al personal de despacho, monitoreo, controles, administrativos y mecánicos.
Los antiguos empleados vieron como las personas que llegaron para manejar las unidades tenían desconocimiento de la rutina que siguen, antes de comenzar el recorrido de la ruta "ellos piensan que solo es de irse a sentar; nosotros revisamos primero aceite, agua llantas. Todos los días madrugamos para hacer eso", expresa Jorge, el motorista.
Los empleados opinan que el Gobierno les hubiera dado una oportunidad " nos hubieran dado una semana para que todos anden documentado, nos hubiéramos rebuscados, apegados a ley", dice el motorista; luego añade: "Don Catalino Miranda ha sido una persona 'derecha' con nosotros y aquí vamos a estar con él hasta que se pueda (...) Aquí estamos para el patrón".
Dentro del punto de buses, Orlando, otro antiguo empleado de la ruta, corre con una suerte distinta a la de Jorge y él ya está listo para iniciar el viaje.
Asegura que le permitieron conducir porque tenía todos sus papeles en regla; sin embargo Orlando expresa que no sabe cuánto le pagarán, ni la causa del por qué a sus compañeros no se les permitió manejar; sin embargo piensa que "de seguro es porque están diciendo que no habrá salario , y como a nosotros ganamos según pasaje. Yo no estoy cobrando, ni modo voy a trabajar para no dejar a la gente sin transporte".
Este motorista también advierte que no sabe cuánto tiempo podrá estar sin sueldo y que si la situación se prolonga "si no entregan las unidades al patrón, habrá que buscar otro empleo".