Isaías Hernández es un joven de 21 años, originario de San Antonio Silva del departamento de San Miguel, quien desde que estudiaba bachillerato aprendió el oficio de peluquería con su hermano y juntos trabajaban en su mismo lugar de residencia.
Cuando el hermano emigró hacia los Estados Unidos, Isaías quedó a cargo del emprendimiento y cuenta que como ayudante aprendió muy bien el oficio, por lo que continuó trabajando, pero con el sueño de estudiar una carrera universitaria.
Es así como buscó la oportunidad en la Universidad de El Salvador en Oriente, la cual le abrió las puertas y ahora es reconocido por su destreza y habilidad con la máquina de cortar cabello, las tijeras, los peines y cepillos.
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Isarías expresó que las personas de su comunidad estudiantil siempre buscan sus servicios de peluquería y eso es de gran apoyo para él.
El joven cuenta que al iniciar sus estudios el tiempo para su trabajo en casa se redujo a los fines de semana; sin embargo, él necesitaba de esos ingresos, por lo que ideó llevar un día su equipo de trabajo a la universidad.
“Le comenté a mis compañeros de mi trabajo y ellos me pidieron que les diera el servicio de peluquería y barbería aquí en la universidad; les gustó el corte y a los que lo presenciaron también, así fue como ese día realicé varios trabajos y se fue corriendo la voz”, relata el emprendedor mientras atiende a uno de sus compañeros en un espacio ubicado en la zona verde cerca de la biblioteca.
Agrega que luego lo empezaron a buscar hasta de otras carreras.
Isaías cuenta que este es su tercer año estudiando la carrera de arquitectura y asegura que está enfocado en sus metas y que aprovecha sus tiempos libres para trabajar, ya sea en casa o en la universidad.
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Cuando son requeridos sus servicios entre los universitarios lleva consigo sus herramientas e implementos para realizar cortes de cabello o servicios de recorte de barba, bigote, limpieza de cejas, por lo que busca algún lugar disponible en la “U” para realizarlos.
“Al principio me escondía para hacer el trabajo por temor a faltar a las normas de la universidad, pues nunca he visto que se haga esto aquí, pero gracias a Dios las autoridades académicas me han permitido hacerlo, por esa razón lo hago cuando sé que no voy a interferir en clases o trabajos de los estudiantes, y cargo todo lo necesario para recoger el cabello que cae de residuo”, explica.
El joven asegura que con el dinero que recibe a cambio de su trabajo logra costear los pagos de sus pasajes de bus, alimentación u otros gastos generados por sus estudios.
Al preguntarle si dejaría su oficio por su carrera, manifiesta que no, porque ambos conocimientos los mantendrá para desarrollarse dentro de la sociedad y apoyar a su familia.
Compañeros de Isaías aseguran que realiza muy buenos trabajos y a precios relativamente bajos.