Es un error por parte del Ministerio de Salud el designar como coejecutora para la construcción del nuevo Hospital Rosales a la recién creada Dirección de Obras Municipales (DOM), pues “no tiene ninguna experiencia en nada, no digamos en una estructura hospitalaria”, advirtió el doctor Eduardo Espinoza, exviceministro de Salud en la pasada gestión gubernamental del FMLN.
Para Espinoza, el actual Ministerio de Salud está cometiendo un error al dejar de lado el proyecto original del nuevo Rosales, gestionado por el Gobierno anterior y ratificado por la pasada Asamblea Legislativa en 2018, pues dicho diseño contaba con el aval de “técnicos especializados que fueron financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”, fuera del préstamo de $170 millones brindado por la entidad internacional para el PRIDES II, dentro del cual $80 millones son para el Rosales.

Foto EDH/ Archivo
“Fue como un estudio para darle suficiencia técnica al proyecto. Tuvimos acá consultores especializados, de origen chileno y de varias otras nacionalidades, que son expertos conocidos por el BID, y que tenían credenciales excelentes en relación con el diseño de la obra hospitalaria”, detalló Espinoza; pero este trabajo técnico ha sido apartado por el actual Minsal, que hizo oficial el freno al proceso de licitación de las obras el 8 de febrero recién pasado.
Este freno implica reiniciar todo el proceso desde el arranque para la “Contratación del diseño y construcción del edificio de consulta externa especializada y hospital de día del Hospital Nacional Rosales”. El septiembre pasado, el titular de Salud, Francisco Alabí, había anunciado que la fase I estaría lista en un plazo de entre “25 y 30 meses”; por tanto, bajo esa misma lógica, los primeros avances en el nuevo Rosales estarían listos en 2025 o 2026.

Para el doctor Espinoza, este retraso es lamentable porque pasa más tiempo para mejorar la atención a la ciudadanía en el Rosales, que es “el hospital más grande del país, el que más resuelve problemas hospitalarios, el punto de referencia más relevante de todo el sistema de salud. Por eso se requiere que sea una obra de excelencia técnica, y que justifique toda la inversión, que es muy grande”.
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Espinoza, representante en El Salvador de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES) “Margarita Posada”, consideró que “habría que ver la pertinencia de este diseño, para ver si solo es una excusa para trasladar esos fondos a la DOM, y que ellos sobredimensionen los costos, o que no sepan calcularlos adecuadamente, o identificar los materiales y diseños más apropiados. Hay una serie de normas hospitalarias que se deben respetar”.
Dudas y plazos
Así mismo, lamentó que el Minsal no ha aclarado si el freno al proceso de licitación es solo para la primera fase, o si también hay un paro en los procesos de los otros dos componentes del PRIDES II, que forman parte integral del mismo: la construcción del nuevo hospital de la zona norte del Área Metropolitana de San Salvador, que esta proyectado para hacerse en Nejapa; y mejoras en decenas de unidades de salud y otras dependencias del primer nivel de atención. Para estos dos componentes es el resto del préstamo al BID, de unos $90 millones.

Para Espinoza, este retraso implica volver a empezar y ahora, el Minsal y la DOM deben “presentar diseños arquitectónicos, estructurales, lo que se quiera modificar, y todo debe ser aprobado por el BID, que es el que da el dinero. Después lo pasan a aprobación, si ellos tienen objeciones hay que adecuar. Y una vez existe el consenso entre el Gobierno de El Salvador y el BID, entonces hay que presentarlo a la Asamblea Legislativa para ratificación.
Mientras Salud y la DOM reinician todo, el país ya está pagando el préstamo al BID, explicó Espinoza, pues “el préstamo ya está en marcha, y los plazos para pagar ya se están sumando como que el proyecto está en ejecución, aunque no hay un beneficio visible o percibible (sic) por la población”.

En 2019, todavía durante la administración saliente del FMLN, se demolió el edificio del Hospital de Maternidad y se hizo primeros trabajos de terracería y disposición de agua, explicó Espinoza. Esto se hizo con el primer desembolso del préstamo del BID, pero luego “todo el grueso del préstamos quedó ya en manos del Gobierno de Bukele”, el cual por ahora solo suma otro retraso en la construcción del nuevo Rosales.
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