El cardenal Gregorio Rosa Chávez llamó a los salvadoreños a reflexionar que muchos se han acomodado a ver con “indiferencia” cómo se cometen abusos con el régimen de excepción a un año de decretado.
“Muchos de nosotros nos hemos acobardado, nos hemos acomodado, nos hemos quedado mudos, hemos caído en la indiferencia, parecemos un pueblo anestesiado, acomodado en su pequeño mundo gozando de una paz muy semejante a la paz de los cementerios”, lamentó al presidir la misa en Catedral en memoria de San Romero a 34 años de su asesinato.
El purpurado salvadoreño manifestó que la implementación del régimen de excepción trae un sentido de “culpa”, porque hay quienes se han “acomodado” a esta medida, que suspende derechos constitucionales, el debido proceso y ha permitido miles de capturas indiscriminadas.
El gobierno informó que ha capturado a 66,000 personas y ha tenido que liberar a 3,300 por ser inocentes, pero después de un tiempo de mantenerlas en prisión.
Más de 70 han muerto en las cárceles, según organismos humanitarios. Hay casos de quienes han salido de prisión en un estado de salud deplorable, mientras que hay numerosas denuncias de muertes de detenidos en las cárceles.
El cardenal manifestó que tanto a él como a otros sacerdotes el régimen de excepción les genera “tristeza, frustración, vergüenza e impotencia” ante el sufrimiento de tantas personas víctimas de capturas consideradas arbitrarias.
Así también, frustración, porque afirma que poco es lo que se puede hacer para llevar alivio en tiempos del régimen.
El otro sentimiento de vergüenza dice que surge porque muchos ciudadanos golpeados por la situación política sienten que los representantes eclesiales les han fallado, o que no han cumplido el mandato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, el cual es “que el pastor debe estar donde está el sufrimiento”.
Buscar al gobierno es “clamar en el desierto”
Rosa Chávez resalta también el sentimiento de impotencia, debido a que las voces gubernamentales desatienden al llamado eclesial y al civil.
“Impotencia, porque nuestra voz, igual que la de tantos representantes de la sociedad civil y personas que realmente quieren el bien del país, es una voz que clama en el desierto”, sentenció. “Nunca nos ha respondido el Gobierno cuando les hemos hecho una petición como obispo de El Salvador”, denunció Rosa Chávez.