El 5 de octubre de 2019, los hermanos Nixon Isaac, de 25 años, e Irving Saúl, de 28, ambos de apellido Ortega Martínez, se despidieron de sus compañeras de vida, de su madre y de sus hijos. Salían de su casa, en el cantón San José Los Sitios, en el municipio de Talnique, departamento de La Libertad, con la esperanza de llegar a Estados Unidos.
Su madre les hizo la última foto en la cual aparecen ambos con ropa limpia y sus mochilas. Uno de ellos llevaba saldo para llamadas y para internet para un mes. La idea era que se fueran comunicando con su familia durante el recorrido.
Por el viaje le pagaron varios miles de dólares a un traficante de personas, conocidos popularmente como coyotes, quien aquel 5 de octubre envió por ellos.
Los jóvenes abordaron el transporte, sin embargo apenas iniciaron el viaje, ni siquiera salieron del sector donde vivían, aseguraron fuentes policiales vinculadas al caso.
Pero después de eso ya no se supo, sino mucho tiempo después.
Los cadáveres de los hermanos fueron encontrados en un sector del municipio de Sacacoyo conocido como Valle Dorado, que pertenece al cantón Ateos.
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Entre el lugar donde recién fueron encontrados los restos y la casa donde vivían los hermanos, podría haber entre tres o cuatro kilómetros.
Los cuerpos de ambas víctimas fueron entregados a sus familiares el pasado 4 de noviembre. Al día siguiente, fueron sepultados en el cementerio de San José Los Sitios.
Quiénes eran Nixon e Irving
La madre de los dos jóvenes dijo que prefería no hablar del caso que está siendo investigado por la Fiscalía General de la República (FGR) y la Policía Nacional Civil (PNC).
Con lágrimas en los ojos, la mujer se limitó a confirmar que sus hijos habían sido encontrados y que por lo menos ya tenía un lugar dónde ir a llorarlos y a dejarles flores.
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De acuerdo con fuentes policiales y con amigos y vecinos de los hermanos Ortega, estos jóvenes eran muy apreciados en el cantón San José Los Sitios, por su amabilidad y buena conducta.
Ese aprecio que les tenían quedó demostrado la noche cuando los velaron y el día de su sepelio.
En ambas ocasiones, hubo mucha gente acompañando a la familia doliente. “Usted sabe que cuando una persona es mala la gente tiene miedo acompañarlo cuando lo están velando”, expresó un lugareño.
Y es que Nixon e Irving habían demostrado que eran personas de bien, trabajadoras, según cuentan sus amigos.
En el mero centro del cantón San José Los Sitios, Nixon tenía un negocio de accesorios para teléfonos y reparación de celulares. En ese mismo lugar, Irving había montado un cibercafé.
Cada uno tenía un hijo. El de Nixon apenas había cumplido los ocho meses de edad.
Pero ambos jóvenes querían un futuro mejor para sus familias. Por eso decidieron emprender el viaje hacia Estados Unidos: llevaban en mente trabajar duro unos cuantos años para ganar dinero y hacer sus propias casas y luego regresar.
San José Los Sitios es un cantón que desde hace muchos años ha tenido fuerte presencia de pandilla y no son pocos los casos de personas asesinadas o desaparecidas.
De hecho, recuerdan que la última muerte violenta registrada en ese lugar fue la de Mario Antonio Valle, de 45 años, un reconocido propietario de autobuses de la ruta 165, cometido el pasado 18 de septiembre, cuando la víctima se disponía a guardar una de sus unidades con la que trabajaba.
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Los lugareños señalan que lo mataron por no pagar la extorsión a pandilleros que controlan el sector.
Investigación a paso lento
De acuerdo con personas vinculadas al caso, la desaparición de los hermanos Ortega fue reportada a los pocos días de que ellos habían emprendido el viaje.
Las sospechas de que algo malo les había ocurrido surgieron desde el primer día, cuando en reiteradas ocasiones intentaron comunicarse con ambos a través de teléfono.
Uno de ellos llevaba saldo en llamadas y de internet para 30 días como parte del plan de viaje.
Pero cuando fueron a la Policía a poner la denuncia de la desaparición, no quisieron tomarla. Lees dijeron que si se iban hacia ese país, era normal que hubiera días que no tuvieran comunicación con ellos.
“Si la policía hubiera tomado la denuncia y hubieran investigado desde que se sospechó que los jóvenes estaban desaparecidos, tal vez no los hubieran encontrado vivos pero los hubieran hallado más luego”, afirmó una fuente que conoce bien el caso.