Las fiestas agostinas están aquí. Los capitalinos, de otros municipios, compatriotas en el exterior y hasta extranjeros esperan esos primeros días de agosto para desconectarse, al menos unos días, del ajetreo del día a día en el trabajo o en los centros de estudio.
Agosto tiene sabor a elotes locos, dulces típicos y otras tantas exquisiteces que se pueden encontrar en el campo de la feria.
Es allí, en las principales fiestas patronales de El Salvador, que el Tagadá siempre es el juego mecánico estrella, el que más atrae a los visitantes a los campos de diversiones.
Unos, valientemente, se atreven a desafiar los bruscos movimientos del Tagadá, aferrándose fuertemente a sus barrotes hasta que acaben los incontables saltos, cual toro tratando de quitarse de encima a su domador.
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Todo un acto de sobrevivencia para medir la habilidad humana contra la máquina, no sin antes haber recibido algunos golpes en todo el cuerpo o pasar algunos minutos de vergüenza sobre el piso de la rueda. Otros, en cambio, solo se asoman para ver y reír con los múltiples brincos de quienes se suben a esta “bestia” de acero.
Un espectáculo y dosis de adrenalina que se revive desde hace unos 30 años.
De acuerdo a registros periodísticos de El Diario de Hoy, el Tagadá “hizo su debut” en El Salvador para las fiestas agostinas de 1991 y fue una de las mayores atracciones en el campo de la feria. Y desde entonces es así.
El Tagadá fue diseñado y creado en los años 70 por la empresa italiana Fabbri Group (fundada en 1950) y es la fabricante oficial de esta y otras atracciones como Kamikaze, Evolution, Crazy Dance, entre otras.
En El Salvador, la Fábrica de Juegos Mecánicos construyó una réplica en 2005 y es la que impera en muchas de las fiestas patronales o carnavales del país.
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En unos países lo conocen como Lambada, Samba, La Olla; el nombre puede variar, pero sin duda tiene mucha popularidad en ferias de localidades en Latinoamérica.
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El Tagadá se trata de una plataforma de acero giratoria de unos 7 metros de diámetro, cuya capacidad es de unas 40 personas. El reto es sujetarse fuertemente a las barras de su contorno mientras dura “la sacudida” y resistir hasta no caer.
Según archivos de este periódico, los juegos mecánicos, una atracción que inició entre los años 20's, se instalaban en un espacio donde posteriormente se levantó el Cine Libertad (1986), en el centro histórico de San Salvador.
Tras dos años de paro a causa de la pandemia de COVID-19, el Tagadá vuelve a dar sus saltos en las fiestas agostinas de 2022, con deseos de lanzar al piso a más de uno que lo desafíe.