El doctor Ricardo Lara es un veterano salubrista que se enfrenta a diario con las enfermedades más virulentas y hasta con la muerte. A partir de esa experiencia, considera que los salvadoreños no deben bajar la guardia con el covid ni con otras enfermedades que han pasado a segundo término debido a la pandemia, como el mismo cáncer.
En entrevista con El Diario de Hoy, el doctor Lara pide a los salvadoreños, sobre todo en estas fiestas de fin de año, vacunarse si no lo han hecho, mantener el distanciamiento personal, el lavado de manos y el uso de la mascarilla.
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El galeno se refiere a otros problemas del sistema de salud, como que se relega la atención de otras enfermedades que son igual de graves o mortales y a cuyos pacientes se les dan citas para tratamiento o cirugías electivas hasta con nueve meses de espera.
¿Cómo ve el comportamiento del covid, pero también de la población y el manejo que le están dando las autoridades?
En los últimos meses hemos estado definitivamente ante una sexta ola del covid. El hecho de que se disminuye la mortalidad no quiere decir que esta sexta ola no haya causado daños en la salud de la población. La educación, promoción y prevención de la enfermedad siempre fue la gran ausente. No sabemos en qué momento puede darse algún tipo de mutación del virus, lo cual deja desprotegida a la población.
¿Esto causa otros daños al país?
Esto afecta la economía de nuestro país, porque a cada persona a la que se le diagnosticó sospechosa de la enfermedad se le da siete días de incapacidad y son millones de dólares que, si hubiera evitado el contagio, pudieran servir para otras áreas del Ministerio de Salud o Seguro Social.
Mucha gente cree que la mutación actual del virus es más benigna y que la gente está vacunada, pero ¿podría tornarse más agresivo el virus?
Mucha gente está protegida con al menos dos dosis de la vacuna, pero, insisto, el porcentaje con el cual se llegó a las dosis no es el ideal que garantice un efecto rebaño de protección inmunológica.
¿Los efectos o secuelas pueden ser variados? ¿Dónde se concentra el virus?
Se tendría que hacer un análisis de comportamiento de la mortalidad del pueblo salvadoreño durante esta sexta ola.
Desde el inicio de la pandemia allá por marzo del 2020 hacía referencia a eso: a que mientras no se tenga una política de toma de muestras es más difícil localizar cuáles son las poblaciones más vulnerables, cuáles son los municipios de mayor riesgo, cuáles son las comunidades que pueden en un momento determinado verse más afectadas.
¿Qué debe hacer la gente para protegerse realmente?
Aunque se diga que los casos van en descenso, debemos estar con ese mismo nivel de fuerza como si fuera el inicio de la de la pandemia, o sea, el llamado es no bajemos la guardia a la sexta ola. Las estadísticas pueden mostrar una fase de disminución, pero no se ha desaparecido y puede haber una séptima ola. Posiblemente por febrero o marzo podamos estar viendo una nueva elevación y las mutaciones que puedan venir pueden ser más agresivas, más resistentes.
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¿En qué se falla, además de no tener una campaña más intensa?
En un mes de tantas actividades comunitarias, vemos a personas que no tienen protección y que están vendiendo comida al aire libre y y las gotas de saliva están cayendo en los en los alimentos que están vendiendo.
Ahí hay una doble responsabilidad: por un lado, el vendedor, y por otro, el comprador y podemos ver que ambos pues no tienen la percepción o la conciencia de lo que de lo que realmente está ocurriendo.
Ya no hay control en el transporte público, ya no hay control en muchos lugares, donde hay grandes aglomeraciones particularmente todos estos meses de verano que es cuando la gente tiende a a movilizarse más.
Yo estuve un día de estos en un municipio del interior y y realmente en lo personal fue para mí una mala experiencia, un pueblo rebasado por la afluencia de turismo y que no puede mantener el distanciamiento de los habitantes y visitantes. A esto se agrega el descuido que hay con la disposición de la basura. Donde hay basura hay tifoidea, dengue, salmonella, moscas y roedores. Está bien que la gente se divierta, pero deben cuidarse de adquirir otras enfermedades.
¿ Qué medida se deben tomar con urgencia?
La principal medida que creo yo independientemente estemos ante una sexta ola es educación, promoción, prevención y con las medidas preventivas. Es clave la vacunación, pero sobre todo la concientización de lo vital que es el lavado de manos, el uso de mascarilla y el distanciamiento social.
¿Qué hay de otras enfermedades que siguen presentes?
Desde el inicio de la pandemia utilicé esta frase: definitivamente “estamos ante el covid que es prioridad, pero no es exclusividad”.
Dentro de la gama de enfermedades de nuestro perfil epidemiológico, el dengue sigue estando ahí. Siempre tenemos nuevas enfermedades, el caso de la viruela del mono, el VIH sigue siendo un problema de salud pública que está ahí; el tratamiento de pacientes con insuficiencia renal, etc.
Hay un término que en lo personal no me agrada, pero que no deja de ser una realidad y son las “enfermedades políticas”, las que al político le interesa controlar de alguna manera porque son las que llevan al reclamo de la población. La pandemia a estas alturas no puede ser un pretexto para decir ‘no hemos hecho esto, no hemos hecho aquello’…
A la par de las enfermedades, ¿qué más le afecta a la gente en el área de salud y que son deudas del sistema de salud con la población?
Las citas de espera siguen siendo largas, especialmente para las especialidades y subespecialidades.
Si usted necesita una cita con un dermatólogo, por ejemplo, dentro del sistema de salud se están tardando hasta nueve meses para atenderlo, así como las cirugías electivas tienen también una alta demanda de larga fila de esperas.¿Qué sucede en El Salvador con aquel niño que es diagnosticado de cáncer? ¿Qué le ofrece el sistema de salud más allá de lo que la Fundación Ayúdame a Vivir hace? El país como tal prácticamente no tiene nada que ofrecer dentro del sistema de salud para este niño que se le diagnostica una enfermedad como es el cáncer.
Porque con buenas intenciones y con aspirina no se resuelve este problema. La ley del cáncer quedó en el olvido y tenemos una ley de vacunas, que es muy buena, pero que no se cumple.