Simon Nellist, de 35 años, fue identificado como el buzo que murió al ser atacado por un tiburón de casi 4 metros de largo en Burchan Point, cerca de Little Bay, a unos 150 metros de la playa el lunes por la tarde.
Las autoridades encontraron partes de su traje de neopreno y restos de su cuerpo en el agua una hora después. El ataque fue el primero registrado en aguas de Sídney desde la década de 1960.
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El medio Daily Mail, explicó que el joven británico se encontraba entrenando para un nado benéfico de Malabar Magic Ocean Swim que se realizaría el domingo y que fue suspendido.
Además, estaba preparando su boda junto a su pareja Jenny Ho. En un evento que se realizaría en las próximas semanas.
Robert Lloyd, director de eventos de Malabar Magic Ocean Swim, envió condolencias: “El comité organizador extiende nuestros pensamientos y oraciones a la familia del nadador que fue secuestrado tan trágicamente ayer”.
“Por respeto al nadador y su familia, y luego de una amplia consulta con el Consejo de Randwick y el experimentado personal de Surf Life Saving, creemos que cancelar el nado de 2022 es apropiado”, concluyó.
Los testigos contaron al diario que vieron al tiburón “atacar verticalmente” y aterrizar “como un automóvil” en el agua, antes de arrastrar su cuerpo al océano.
El animal tiñó el océano de rojo sangre después del ataque, provocando el pánico de la playa, repleta de nadadores, remeros y pescadores de roca que miraban con horror el suceso.
A las 6 de la tarde, la policía reveló que habían encontrado los restos de Nellist, y llevaron a cabo pruebas de ADN para identificarlo formalmente.
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Se baraja la posibilidad de que el tiburón confundiera a su víctima con una foca indefensa, ya que vestía un traje de neopreno, y agregaron que este tipo de ataques es extremadamente raro.
El experto Lawrence Chlebeck del grupo Humane Society Internacional, dijo que “Es muy inusual ver a un tiburón atacar a un humano de esa manera. Normalmente una mordedura no es fatal. Normalmente muerden algo para averiguar qué es”.
El gobierno local del suburbio de Randwick cerró sus playas durante 24 horas, afichando carteles de advertencia, solicitando al público que se alejase de allí, mientras se realizan los “procedimientos de rutina”.