El presidente de Chile, Gabriel Boric, aprovechó su comparecencia ante la Organización de Estados Americanos (OEA) para denunciar al régimen de Daniel Ortega y exigir el “respeto por los derechos humanos” en Nicaragua.
“Tenemos que alzar la voz cuando vemos que son vulnerados. No venimos a pontificar, pero el valor universal de los derechos humanos no es negociable (…) Nos duele Nicaragua como a ustedes en el pasado les dolió Chile”, afirmó durante una sesión del Consejo Permanente de la OEA, con sede en Washington.
“Lo que pasa en Nicaragua nos violenta y por eso lo denunciamos. Los gobiernos pasan pero la dignidad de los pueblos debe mantenerse (…) Queremos colaborar a que todos tengamos un mismo estándar con lo que está ocurriendo”, añadió el gobernante chileno.
Daniel Ortega anunció la retirada de Nicaragua de la OEA en 2021 alegando “imposiciones” por parte de la organización, que había condenado violaciones de derechos humanos allí. La salida se hará efectiva el próximo noviembre.
En la segunda ocasión en que Boric denuncia la represión de Ortega, a quien volvió a calificar de “dictador” en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el pasado martes.
“Me siento en el deber (…) de denunciar ante esta asamblea y el mundo, la persecución que hoy día vive todo quien piensa distinto del gobierno del régimen dictatorial del señor Ortega y Murillo en Nicaragua”, declaró ante la ONU.
Al hablar de los opositores nicaragüenses, Boric dijo que “no sólo se prohíbe su participación en elecciones, sino que se les persigue, se les priva de nacionalidad, se les allana sus casas y se les priva de derechos políticos”.
En su discurso ante la ONU, Gabriel Boric también aseguró que la tarea más urgente que se afronta es la defensa de la democracia y la lucha contra los peligros que la amenazan, principalmente los totalitarismos de la desinformación, al intervenir en ONU.
“Es tarea urgente y número uno cuidar la democracia. Debemos detener el avance de la intolerancia y de los autoritarismos, enfrentar decididamente a la desinformación que corroe nuestras democracias de forma institucional y sin complejos, a la vez que defendemos los avances y los derechos de las minorías y, también, de quienes no son minoría, sino mayoría como las mujeres, cuyos avances y derechos se ven amenazados por sectarismos y fanatismos de diferente tipo”, afirmó.
“Tenemos que atender a las causas profundas de la desafección que genera la democracia porque vemos con preocupación que su pérdida o su fragilidad hoy puede que no se exprese en los golpes de Estado del siglo XX, sino que tengan nuevas formas, incluso algunas con apariencia de mayoría”, afirmó.
Tras recordar el golpe de estado en Chile hace 50 años, señaló que una de las armas más eficaces es que estas democracias respondan, de manera clara y eficaz, a las demandas de las sociedades, que exigen seguridad, igualdad y justicia social.
“Cuando las instituciones tardan en dar respuesta o no lo logran a tiempo de forma clara, la corrupción, el crimen organizado, las múltiples desigualdades, todos esos desafíos que van corroyendo nuestras instituciones, la población deja de confiar”, subrayó.
“Por eso, cuidar la democracia, implica hacernos cargo de las frustraciones, los anhelos y las necesidades de la ciudadanía, canalizando los desafíos que impone nuestro tiempo…”, afirmó.