En el año de 1964 dos bebés fueron cambiadas al nacer en un hospital de Oklahoma, Estados Unidos, por lo que sus destinos cambiaron al vivir con otra familia que no eran las suyas, al menos no una familia biológica.
Tina Ennis y Jill López, de 57 años, nacieron en el hospital Duncan Physicians and Surgeons el 18 de mayo de 1865, y nunca se habían conocido pero varias casualidades hicieron que estas dos mujeres volvieran a cruzar caminos.
“Fue como si alguien me hubiera arrancado una parte del corazón”, afirmó Kathryn Jones, madre de crianza de Ennis, en una entrevista al Daily Beast.
La hija de Ennis fue la que decidió realizar una prueba de ADN junto con su madre para rastrear a sus antepasados, pruebas que se han popularizado desde hace años, por lo que acudieron a Ancentry.com.
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En los resultados se dieron cuenta que alguien llamado Brister dominaba el árbol genealógico, alguien a quien conocía. Por lo que abuela decidió realizar de nuevo la prueba y descubrió que no compartía árbol ni con su nieta ni su hija.
Al contactar con la página web ellos les dijeron que los datos eran reales y que se plantearan la posibilidad de haber sido cambiada al nacer por el personal del hospital.
La hija de Ennis hizo una investigación en línea, localizando a una mujer que nació el mismo día que su madre y que era parecida a Jones. La contactaron por Facebook.
Jill López a quien había contactado la hija de Ennis, fue criada en Oklahoma en una zona rural por Joyce y John Brister, una ama de casa y un trabajador de petróleo.
López decidió hacerse una prueba de ADN que resultó en que tenía coincidencias con la familia de Ennis.
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“Mi corazón simplemente se hundió en ese momento”, recordó, “porque yo estaba como: ‘Esto es real’”, mencionó Ennis.
Cuando Jones se enteró que López era su hija no lo podía creer, le mostraron fotos y notaron un gran parecido. Sintió que estaba perdiendo a sus hijos y a sus nietos porque no estarían atados a ella biológicamente.
Por parte de Ennis tuvo que lidiar con otro dolor, porque sus padres biológicos reales, los Brister, murieron hace años, antes de conocerla.
“Jill llegó a estar con mis verdaderos padres, y ahora puede estar con mis padres con los que crecí”, dijo.