Florida comenzó este jueves a evaluar los daños provocados por las devastadoras inundaciones a raíz del paso del huracán Idalia, que fue degradado a tormenta y avanza ahora por la costa del sudeste de Estados Unidos.
Idalia tocó tierra en Florida el miércoles tras iniciar su trayectoria el lunes en Cuba y ahora amenaza el estado de Georgia con lluvias torrenciales y más inundaciones en las zonas costeras, donde los residentes ya sufren cortes de luz.
En Florida, Georgia y Carolina del Sur, más de 310,000 hogares estaban sin electricidad en la mañana del jueves, según el portal especializado PowerOutage.us.
Las autoridades no han informado de víctimas, pero el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, advirtió que "esto puede cambiar" dada la magnitud de la tormenta. Los funcionarios estatales indicaron que los equipos de rescate están operativos, pero admitieron que pueden demorar en llegar a zonas que bloqueadas por la caída de árboles o por las inundaciones.
Dado que Idalia irrumpió en Florida, cerca de Keaton Beach, como huracán de categoría 3 en una escala de 5, con vientos de hasta 215 km/h a las 07h45 del miércoles, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés).
Afortunadamente después, Idalia perdió fuerza, pero generó vientos de cerca de 100 km/h en Georgia y Carolina del Sur.
"Todavía hay numerosas inundaciones" en Charleston, en Carolina del Sur, informó en la noche del miércoles a la cadena CNN el director de gestión de emergencias de la ciudad, Ben Almquist.
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"Aterradora"
Mientras tanto las autoridades esperan que la situación mejore a partir de la mañana de este jueves. "Todo debería mejorar una vez que pase la noche (del miércoles)", proyectó Ron Morales, un meteorólogo del Servicio Nacional en Charleston, en declaraciones a medios locales.
Según las proyecciones, la tormenta va a terminar su recorrido en el Atlántico este jueves. Las autoridades llamaron a evacuar a miles de personas en Florida, aunque algunos habitantes se negaron a abandonar sus hogares.
Perry, una ciudad afectada, decenas de árboles fueron arrancados por el viento.
Un pino cayó sobre la casa de John Kallschmidt, de 76 años, que contó que fue una experiencia "aterradora".
"Fue peor de lo que esperábamos", declaró a AFP. "Pero así son las cosas, así es la vida en Florida".