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Elecciones en Costa Rica: entre el populismo y el pasado con manchas de corrupción

Los costarricenses vuelven a las urnas este domingo para elegir entre un expresidente señalado de recibir sobornos o un economista que capta el descontento de capas medias.

Por Enrique Miranda | Abr 03, 2022- 09:00

(Izq.) Rodrigo Chaves, de Progreso Social Democrático, y José Figueres, del Partido Liberación nacional, se disputan la segunda vuelta en elecciones de Costa Rica. Foto / AFP

Costa Rica, la democracia más sólida de la región, elige en segunda vuelta este domingo su presidente entre dos candidatos que pasan los 60 años de edad pero uno representa la vieja política y el otro se ha apropiado del descontento popular contra los políticos.

José María Figueres ya gobernó Costa Rica entre 1994 y 1998 y representa al Partido Liberal Nacional, uno de los más antiguos de esa nación y de los que aún conservan fieles militantes, aunque su apoyo se le conoce ahora como la minoría más grande, al alcanzar un 20% de votos de cada elección.

El otro es Rodrigo Chaves, un polémico economista que ha pasado la mitad de su vida fuera de Costa Rica en importantes cargos en el Banco Mundial y quien se coló a segunda vuelta contra todos los pronósticos, al llegar a elecciones con un partido joven, el mismo que él fundó en 2018.

“En segunda vuelta, los costarricenses siempre votan contra un candidato no por un candidato”, explicó el académico costarricense Alberto Cortez, de la Universidad de Costa Rica, al referirse a la forma de votar de sus connacionales.

VER: Una Costa Rica más pobre, el desafío del próximo presidente

De esa forma, el experto trata de explicar que la volatilidad de los votantes en esa nación hace que no gane el candidato con más simpatías, sino quien tiene menos anticuerpos en la ciudadanía.

En ese sentido, en las últimas elecciones en Costa Rica no gana el candidato con más simpatías, si no el que menos peligros puede representar para los diversos colectivos sociales.

La última encuesta publicada el martes, la Universidad de Costa Rica le otorgaba un 41% a Chaves y un 38% a Figueres, pero con el margen de error de 3 puntos del sondeo, se trata de un empate técnico, aunque Chaves ha ido bajando y los indecisos subiendo según esas mismas encuestas de unos días atrás.

“Por la volatilidad que se ha ido desarrollando en las últimas tres elecciones en Costa Rica, el porcentaje de personas que toma la decisión en los últimos tres días o el día mismo de la elección es significativo, lo suficiente para dejar mal paradas a las encuestas”, explicó Cortez.

En primera vuelta, Figueres logró el 27% de los sufragios, mientras Chaves, quien en un momento aparecía en cuarto o quinto puesto, logró el 16.7% de los apoyos.

Hoy esas cifras quedaron atrás y en una competencia cara a cara-en primera vuelta había una gran fragmentación pues hubo una cifra récord de 25 aspirantes presidenciales, Figueres y Chaves se miran a los ojos.

Dos caminos

La economía de Costa Rica no pasa por su mejor momento. Golpeado el turismo, uno de sus principales motores, por la pandemia, los bolsillos de los costarricenses necesitan un revulsivo.

La oferta de Chaves, un economista de carrera, va enfocada en ese punto: ofrece eliminar burocracia y una estructura legal para apoyar el emprendedurismo. El otro componente de su campaña ha girado en atacar la corrupción que achaca a los anteriores gobiernos, entre esos el de su rival.

Figueres ofrece tener un gobierno de inclusión, en el cual las mujeres tendrán un papel preponderante, en clara alusión, además, a las denuncias de acoso que pesan sobre su contrincante cuando laboraba en el Banco Mundial y que han sido su talón de Aquiles.

Además, Figueres ofrece empleos y reducir la pobreza extrema, pero además pesa sobre él la acusación de haber recibido un soborno de $900 mil de una empresa de telefonía cuando gobernó Costa Rica.

La Fiscalía abrió en 2004 un expediente luego de la investigación del diario La Nación, cuando Figueres residía en Suiza, pero archivó al final el caso al afirmar que no halló pruebas de las acusaciones. Esa mancha en su historial sigue pesando en la hoja de vida de Figueres para los costarricenses.

Incierto resultado

Cortez cataloga de “incierto” el resultado pues todo puede cambiar este mismo domingo.

“El resultado es altamente incierto. Estás con un candidato que provoca preocupación y miedo en ciertos sectores que es Chaves. Y un candidato que tiene un gran rechazo por su trayectoria y pasado de corrupción que es Figueres”, afirmó el académico.

Lo cierto es que si Chaves llega al poder estará atado de manos pues de 57 diputados en la Asamblea Nacional su partido solo tiene 9 escaños. Tendría que consensuar con el resto de partidos su agenda.

“Va a tener a Liberación con sangre en ojo, que tiene la bancada más grande y va tener otras fracciones que quieren que fracase.

Todas las fracciones tratando de que el gobierno fracase para ganar puntos para la siguiente elección”, analizó el experto.

Cortez asegura que Chaves es visto en ciertos sectores progresistas de Costa Rica como un autoritario de corte populista “estilo Nayib Bukele” y eso le genera ciertos anticuerpos en estas capas.

“Es un hombre con facilidad de palabra e incisivo. Ese estilo, claramente en los debates los ha ganado la mayoría con un hombre tan experimentado como Figueres, tiene muy buena capacidad retórica, que (Nayib) Bukele también es un hombre con facilidad de palabras, son buenos contadores de cuentos, para decirlo de una manera”, afirmó Cortez.

Figueres tampoco es que tenga una bancada legislativa mayoritaria, pero su partido sí tiene la “minoría más grande”, que le permitiría maniobrar mejor.
“Ellos tienen más recursos de poder. Por ejemplo la burocracia media del sector público fue colocada en su mayoría por gobiernos liberacionistas.

Eso le da una gran capacidad de gestión, pero también para obstaculizar procedimientos de la gestión pública. Eso le pasó al PAC, que no controlaba la burocracia estatal”, concluyó.

Ambos contendientes deben enfrentarse a una nación acostumbrada a buenos programas de cobertura social y empleos bien remunerados, pero en tareas consideradas no atendidas por los analistas, el estado de bienestar costarricense se ha ido desdibujando aún más por los efectos de la pandemia.

El empleo informal alcanza ya el 44% y la pobreza se encuentra en el 26% de la población.

Dichas cifras han liquidado políticamente al PAC, el partido del presidente saliente Carlos Alvarado, quien emprendió una reforma fiscal que no fue del agrado de los costarricenses.

Tras gobernar dos períodos, el PAC ha pasado a la irrelevancia política.

Pero las dudas acabas este domingo. A las 8 de la noche, Costa Rica ya tendrá presidente electo.

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