Sídney, en Australia, fue una de las primeras grandes ciudades en recibir el 2023, recuperando su corona de "capital mundial de la Nochevieja". El país reabrió sus fronteras y una multitud de personas contempló un espectáculo con más de 100,000 fuegos de artificio en la bahía de Sídney.
"Ha sido un año bastante bueno para nosotros, dejar atrás el covid por supuesto es genial", dijo a la AFP David Hugh-Paterson, cerca de la Ópera.
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En otros países como la vecina Nueva Zelanda, o en los países asiáticos como Japón, Corea del Sur, China y algunas regiones de Rusia también ya se recibió el año nuevo.
Las celebraciones tendrán lugar en todos los rincones del planeta. En Madrid, por ejemplo, los españoles despedirán 2022 con las doce campanadas de la plaza Puerta del Sol justo antes de medianoche, que se seguirán desde todo el país por televisión y con los españoles comiendo una uva al son de cada una de ellas.
El sueño de "un cielo pacífico"
Para algunos, 2022 quedará como el año del juego de palabras en línea Wordle, de la bofetada de Will Smith a Chris Rock en los Óscar, de la Copa del Mundo levantada por Messi o del último concierto de Joan Manuel Serrat.
También supuso el adiós de Pelé y de Benedicto XVI, así como la partida de la reina Isabel II, del cantante cubano Pablo Milanés, del escritor español Javier Marías y del el último dirigente soviético Mijaíl Gorbachov.
Pero 2022 será probablemente recordado antes que nada por el regreso de la guerra en Europa.
Más de 300 días después de que las tropas rusas invadieran Ucrania, unos 7,000 civiles murieron y más de 10.000 resultaron heridos, según el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
Además, unos 16 millones de ucranianos se vieron forzados a dejar sus casas.
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Aquellos que se han quedado deben respetar un toque de queda entre las 23:00 y las 05:00, entre apagones provocados por los bombardeos rusos contra las centrales eléctricas, en pleno invierno.
En la Rusia de Vladimir Putin no parece haber apetito para las grandes celebraciones.
Moscú canceló sus tradicionales fuegos artificiales tras una consulta del alcalde Serguéi Sobianin a los residentes.
Irina Shapovalova, trabajadora de un geriátrico de 51 años, admite que su principal deseo para 2023 es "un cielo pacífico sobre nuestras cabezas".