Sumidos en una crisis económica que parece interminable, los argentinos acudieron ayer a votar para elegir presidente, pero habrá balotaje.
El candidato peronista y ministro de Economía, Sergio Massa, de Unión por la Patria (UxP) dio la sorpresa este domingo al revertir los sondeos y ganar la primera vuelta de las elecciones argentinas, para enfrentarse en segunda vuelta el próximo 19 de noviembre al aspirante de la La Libertad Avanza (LL), Javier Milei, quien ganó en las primarias el 13 de agosto.
Con el 83.26 % de las mesas escrutadas, Massa obtiene el 36.15 %, seguido de Javier Milei, con el 30.31%, y la candidata de Juntos por el Cambio (JxC), Patricia Bullrich, la gran derrotada de la jornada, que sumó apenas un 23.71 %.
Unos 35.4 millones de argentinos estaban convocados para, además de elegir presidente y vicepresidente, renovar 130 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de los 72 del Senado, y designar 43 representantes argentinos para el Parlamento del Mercosur (Parlasur, cuerpo legislativo del bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Según el conteo de votos hasta anoche, Juntos por el Cambio perdió 24 diputados y Unión por la Patriaperdió 11, mientras que Libertad Avanza sumó 35 escaños.
En el búnker electoral del partido de Massa reinaba un efervescente ambiente de fiesta. El funcionario dijo en su discurso de anoche: “Voy a convocar un gobierno de unidad nacional, convocando a los mejores para abrir una nueva etapa institucional en la Argentina”.
Pero en la opositora JxC el clima era de derrota, apenas mitigada por la victoria en la ciudad de Buenos Aires, donde con el 49.29 % de los votos salió primero el candidato oficialista Jorge Macri, primo del expresidente Mauricio Macri, y quedó en segundo lugar el peronista, Leandro Santoro, que sumó el 32.31 % de los votos, con el 79.28 % de las mesas escrutadas.
De hecho, la candidata Patricia Bullrich salió a reconocer su derrota en las elecciones de ayer.
Bullrich y Milei coincidieron en sus discursos de anoche en que el enemigo a derrotar en la segunda vuelta es el kirchnerismo y la corrupción; ambos dejaron la puerta abierta para hacer una posible alianza electoral.
En la provincia de Buenos Aires, el bastión de los seguidores de la actual vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández (2007-2015), el triunfo fue para el oficialista Axel Kicillof, con el 45.23 % de los votos con el 69.32 % del escrutinio.
Argentinos piden un cambio
Con una inflación disparada de casi 140% en doce meses y aumento de la pobreza a más de 40% de la población, los electores llegaban exhaustos a la elección.
“Necesitamos un cambio. El país es un desastre. De verdad, entre la pobreza y la inflación, la gente está mal”, afirmó al inicio de la jornada Gabriela Paperini, de 57 años, quien trabaja como voluntaria en un centro electoral en Buenos Aires.
Ella dijo que votaría por Bullrich, pero que su hija lo haría por Milei, quien está activo en la política apenas desde 2021, cuando fue electo diputado y dio la sorpresa como el candidato más votado en las primarias de agosto pasado.
Con un discurso en contra de lo que llama la “casta política chorra (ladrona)”, este economista de ultraderecha se había propuesto ganar la presidencia en primera vuelta, pero eso no pasó.
Milei, quien ayer emitió su voto en la Universidad Tecnológica Nacional, en Buenos Aires, plantea dolarizar la economía, “dinamitar” el Banco Central, reducir drásticamente el gasto público, eliminar el Ministerio de la Mujer y derogar la ley del aborto, entre otras ideas.
Para ganar el domingo se requería obtener el 45% de los votos, o 40% y una diferencia de 10 puntos con respecto al segundo colocado, pero ninguno de los candidatos llegó a ese porcentaje, por lo que tendrán que ir a segunda vuelta.
El nuevo presidente debe asumir el 10 de diciembre por un periodo de cuatro años.
Tercera economía de América Latina, históricamente la sociedad argentina se ha enorgullecido de su extensa clase media. Pero hace ya más de una década que no crece. En 2018 se comprometió con el Fondo Monetario a través de un préstamo por $44,000 millones que le exige una reducción del déficit fiscal.