Los elotes locos son de los principales platillos que se pueden saborear en casi toda feria o fiestas patronales del país; este platillo siempre cae bien al paladar sin importar si hay fiesta o no, aunque hay que admitir, que la atmósfera de diversión les da un toque diferente.
¿De dónde provienen los elotes locos?
“No sé de dónde son, pero creo que son salvadoreños 100 %”, afirma una de las asistentes a la feria. “Vienen de la milpa… no lo sé”, agregó entre risas Estela García, otra mujer que disfrutó de las fiestas. “Sí, es nativo. ¿De dónde más? pues sí”, aseguró chupándose los dedos Ana Penado.
Si bien en El Salvador los elotes locos son muy tradicionales, sabrosos al paladar y disfrutados por miles, la receta de este exquisito bocadillo fue traída desde México, en 1967, según registros de la hemeroteca de El Diario de Hoy.
Fue el señor René López Regalada, propietario de establecimientos de bocadillos en el municipio de Santa Ana, quien trajo desde ese país la idea de agradar a los comensales salvadoreños con este antojito; fue justamente para las fiestas julias de ese año que los elotes locos hicieron su debut en El Salvador. Luego el comerciante y su familia los llevaron a diferentes ferias del país.
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Originalmente, el delicioso antojito era preparado con chile tabasco, queso rallado y margarina derretida; luego, al gusto salvadoreño, durante las ferias de los años 80, se comenzó a preparar con mayonesa, mostaza, salsa negra y picante, kétchup y chile verde. Su nombre se deriva, según noticias de la época, por el “revoltijo” de ingredientes para darle su sabor particular.
“El elote es propio de casi toda Centroamérica, en México le ponen chile, pero el toque se lo damos nosotros los salvadoreños con el quesito que es único de acá”, manifiesta Blaqui de Rodríguez, una capitalina que llegó con su familia a la feria de Sivarland, llamada así la feria agostina de 2022, ubicada a un costado del estadio Cuscatlán. “Después de todo lo que hemos vivido por la pandemia, creo que todos los salvadoreños hemos esperado estos días para venir a comernos un rico elote loco”, agrega muy animada con su bocadillo entre manos.
“Vengo al país todos los años, nunca había venido a la feria, pero hoy sí”, compartía Ana Henríquez, una salvadoreña residente en Miami, Florida, en Estados Unidos, que estaba a punto de terminarse su elote loco junto a dos familiares. “Está delicioso. Todo el mundo está disfrutando de la feria”, agregó.
“Está bonito para vender, a los clientes les atrae todo, los enredos, la yuca, las papas fritas y el elote loco, hasta las manzanas (caramelizadas)”, comentó Yanira Serrano, de 49 años, una comerciante de estos bocadillos de feria desde su niñez y que recientemente estuvo en las fiestas julias de Santa Ana. “Los precios están a $1.50 todo”, informó la vendedora.
Durante la semana de vacaciones de agosto de este 2022, los corredores de la feria lucieron abarrotados de visitantes, caminando y disfrutando de los platillos típicos de la época, el bullicio, la música pegajosa, los juegos mecánicos y sus luces girando.
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¿Cómo se preparan los elotes locos?
El primer paso para preparar un elote loco es hervir las mazorcas hasta que estén blandas, cuando ya están tibios son cubiertos con una capa de mayonesa y luego con líneas de ketchup, salsa negra y algunos gramos de queso duro rallado. Este es un proceso sencillo que se repite una y otra vez por estos días en cada negocio de venta de elotes locos en la feria de las fiestas agostinas de San Salvador. Un ambiente que no se vivía desde hace dos años debido a las restricciones por la pandemia de COVID-19.
“Está muy bueno, es un sabor que nunca se olvida”, decía Estela García, quien había llegado con su familia a pasarla bien en el campo de la feria. De igual manera lo hacía un joven turista mientras saboreaba un elote loco y lo presumía mediante videollamada a sus familiares en el exterior. “Está rico, está bien rico, gente”.
“Después de tanto tiempo ya quería venir por uno”, decía Ana Penado, de 31 años, quien llegó desde Soyapango a probar nuevamente los elotes locos. “Revivimos las tradiciones que teníamos estancadas por la pandemia”, añadió la risueña joven.