A solo 16 kilómetros al oeste de la ciudad de Ahuachapán, en el departamento homónimo, se encuentra Tacuba, un colorido y cálido municipio que se resguarda entre montañas, ríos e historia.
Su nombre de origen náhuat significa “patio o campo de juego de pelota”. En 1999 fue declarada ciudad, cuya población aún conserva las tradiciones, costumbres, artesanías, música, danza, bailes, lengua y otras manifestaciones de sus antepasados.
Este es un destino turístico idóneo para todas aquellas personas que buscan pasar un momento ideal junto a su familia o amigos, alejadas del suburbio y el ruido de la ciudad.
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Acá se puede hacer contacto con la naturaleza y conocer un lugar que pareciera que se ha detenido en el tiempo, pues aún conserva sus casas de adobes y tejas, y sus calles adoquinadas que conducen a parajes hermosos.
Al llegar al centro del pueblo con lo primero que te encontrarás es con las ruinas de la iglesia colonial de Tacuba, la cual fue edificada entre 1600 y 1700 con estilo Barroco Neoclásico. Este espacio está abierto al público y no tiene costo. Es ideal para que los turistas puedan apreciar los vestigios de esta impresionante pieza.
Sus enormes paredes, de más de un metro de grosor, reflejan la majestuosidad que tuvo y que comenzó a ceder en 1773 cuando en Guatemala ocurrió el terremoto conocido como Santa Marta y que tuvo repercusiones en el país.
La fachada, que tenía 40 metros de altura, fue parte de lo que sobrevivió en ese entonces; pero terminó de destruirse en un nuevo sismo ocurrido décadas después.
La iglesia fue declarada como Bien Cultural Monumental por la Asamblea Legislativa, el 23 de agosto de 1978.
“Las ruinas están abiertas de lunes a viernes, de 8:00 de la mañana a 4:00 de la tarde. Aquí no se cobra la entrada. Hoy que gozamos de una libertad podemos pasear por todo el pueblo, visitar las cofradías, la iglesia y otros lugares”, comentó Jorge Saldaña, encargado del cuido de las ruinas desde hace 43 años.
Otros de los espacios que los turistas pueden visitar son la iglesia Santa María Magdalena, cuyo estilo y pintoresca fachada es muy peculiar para los ojos de los que la observan, pues no posee campanarios en sus cúpulas y sus colores son blancos y anaranjados.
Frente a ella también se encuentra el parque central que tiene juegos para niños, una cancha de fútbol, arriates con plantas y un quiosco enfrente donde se llevan a cabo diferentes actividades culturales y artísticas.
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Algo peculiar del municipio es que la mayoría de casas tienen pintados murales de los lugares más conocidos de Tacuba, así como aquellos que conservan las historias de generaciones pasadas. Por ejemplo, se pueden observar murales de la desaparecida iglesia colonial, paisajes naturales, pinturas educativas y hasta la imagen de Óscar Arnulfo Romero.
Asimismo, los comercios, restaurantes y otros negocios han optado por llamar a sus locales con el nombre del pueblo. Es así como los turistas se encontrarán con “Café Tacuba”, “Tacuba Gas”, “Pupusería Tacuba”, entre otros.
Las cofradías también son otras de las tradiciones que se conservan y que se han heredado de generación en generación. Don Alonso Godínez Molina, de 69 años, posee en su casa el altar en honor al Santísimo, a quien cada 17 de julio se le venera.
Su abuelo le heredó la tradición a su papá y su progenitor se la traspasó a él hace varias décadas. En su humilde casa celebra las actividades religiosas cada año, donde los asistentes también degustan de tamales, refrescos y pan hecho en horno artesanal.
“Ya tenemos más de 100 años que heredamos esta cofradía. La heredó mi abuelo hace mucho tiempo, luego mi papá y yo después. Entonces es una riqueza tener una costumbre de las cofradías. Cuando la hacía mi abuelo mataban ganados, hacían tamales, hacían sopas. En cambio, cuando la hacía mi padre comenzaron a cambiar. Hasta la vez hacemos un santo rosario, repartimos pan, café y otras cositas”, expresó don Alonso.
Tacuba también es conocido por conservar espacios naturales y de sano esparcimiento como la Peña Blanca, Parque Nacional El Imposible, Río Paz, fincas cafetaleras, galerías de arte y mucho más.
En un par de meses se lanzará un libro titulado “Tacuba, un lugar mágico”, del autor Ciro Cruz y del coautor Fidel López. En este se abordará la esencia del municipio, así como la historia de las cofradías, los nahuahablantes, danzas folklóricas y personajes históricos.
