Con la salida del documental “El Estafador de Tinder” en Netflix se ha abierto la conversación sobre estos tipos de crímenes que son muy usuales y que son conocidos como “estafas por amor”.
La vocera del FBI, Christina Garza, menciona en un artículo de Infobae que el fraude de las aplicaciones de citas incrementó con la llegada de la pandemia, ya que muchos comenzaron a unirse a estas plataformas, al estar en casa utilizando más el celular o la computadora fue el escenario para que estos estafadores actuaran.
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Se estima que el valor aproximado en pérdidas debido a estas estafas es de 1,000 millones de dólares, aunque podrían ser más ya que unas víctimas no se atreven a denunciar por vergüenza.
Se puede pensar que este tipo de estafas aumenta cerca de fechas como San Valentín, pero el FBI menciona que ocurren en cualquier momento del año, y que las víctimas puedes ser hombres o mujeres.
Los defraudadores suelen buscar a personas mayores, al asumir que tienen dinero y son más confiados.
Como estafan en apps de citas
En el largometraje de Netflix se muestra cuál era el modus operandi de estafadores que utilizan redes sociales y estas aplicaciones para estafar a las personas.
Como el caso de Simon Leviev, la mayoría de estafadores fingen ser contratistas, militares que son enviados a otros países, pilotos o personas que trabajan en el extranjero, cualquier excusa que haga ver que no están siempre en el país y que por eso no pueden verse a menudo.
Sin embargo, se encargan de que la conversación sea constante e íntima, mensajes de “Buenos días”, videollamadas o “love bombing” donde realizan muestras de amor constante. De esta forma enamoran a sus víctimas y evitan que duden cuando les piden dinero.
Luego, lo más usual es que cuando se quede en un fin de semana para verse y tener una cita, siempre surge algo que se los impide, como un vuelo cancelado, problemas en el trabajo, etc y así nunca se llega a concretar el encuentro, pero la ‘relación’ sigue para mantener enganchada a la víctima y pedirles dinero.
Las razones suelen ser que quieren formar una empresa, pero no les alcanza, tienen que pagar un préstamo o abogados, lo necesitan para algo relacionado al trabajo, alguna enfermedad o para un familiar, etc.
Muchos no lo piden de forma directa, sino que se muestran preocupados por el “problema” que tienen y la víctima ofrece a prestarlos voluntariamente ya que son “pareja”.
Una vez enviado el dinero, los estafadores suelen decir que lo pagarán en un plazo de tiempo determinado que nunca ocurre y luego empiezan a pedir más con la excusa de que ‘surgieron más problemas’ y no saben qué hacer.
Cuando las víctimas los confronta, desaparecen sin poder contactarlos. Según el FBI, una gran parte de este tipo de estafadores operan desde África, esto hace que sea más difícil poder rastrearlos y parar su actividad criminal.