
El próximo 14 de mayo de 2025, el Instituto Cervantes de Madrid celebrará una ceremonia singular: la incorporación del legado del poeta salvadoreño Roque Dalton a su emblemática Caja de las Letras.
El evento, que coincide con el 90º aniversario del nacimiento del autor y el 50º de su asesinato, representa no solo un reconocimiento a su trascendencia literaria y política, sino también un acto de justicia simbólica para una de las voces más potentes de la poesía latinoamericana.
Dalton, cuya obra se caracterizó por su lirismo comprometido, su aguda ironía y su inquebrantable conciencia social, fue perseguido y exiliado por sus ideas, y finalmente asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en 1975.
Su legado, sin embargo, ha sobrevivido a todas las censuras. Ahora, se preservará en un espacio de honor reservado para las figuras más ilustres de la cultura en español.

En la ceremonia en cuestión -organizada por el Instituto Cervantes en colaboración con la Fundación Roque Dalton y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)-, participarán Jorge Dalton, hijo del poeta salvadoreño; Sonia Álvarez Cibanal, embajadora de España en El Salvador ; Eloísa Vaello Marco, subdirectora de Cooperación y Acción Cultural para el Desarrollo Sostenible de la AECID; Álvaro Ortega Santos, director del Centro Cultural de España en El Salvador (CCESV); y Luis García Montero, director del Cervantes.
El acto podrá seguirse vía streaming y en el salón de actos de la sede madrileña.
Pero, ¿qué es la Caja de las Letras? Pues mucho más que una curiosidad arquitectónica, es un santuario cultural, una cápsula del tiempo que guarda los retazos más íntimos, simbólicos y significativos de la trayectoria vital y profesional de los protagonistas de la cultura hispánica.
Inaugurada en 2007, está ubicada en la antigua cámara acorazada del Banco del Río de la Plata, dentro del edificio histórico del Instituto Cervantes en la calle Alcalá, en pleno corazón de Madrid, España.
Cada caja de seguridad alberga un legado personal. Desde manuscritos, primeras ediciones de libros, cartas, objetos personales y herramientas de trabajo, hasta secretos y mensajes cuyo contenido solo será revelado en una fecha futura. Algunos legados están “sellados” sine die (sin fecha), mientras otros se destinan in memoriam (en memoria de).

El objetivo de esta iniciativa es doble: preservar la memoria cultural de la hispanidad y transmitir, de manera simbólica y tangible, el testimonio vivo de sus voces más representativas a las futuras generaciones.
CENTROAMÉRICA ACORAZADA
La inclusión de Roque Dalton reafirma la presencia cada vez más sólida de Centroamérica en este depósito cultural. No es el primer salvadoreño en formar parte de este selecto grupo, el escritor Horacio Castellanos Moya, autor de obras como "El asco" y "Moronga", depositó su legado en la caja número 696 en 2021, en un acto que también fue transmitido al público.
Asimismo, la poeta Claribel Alegría (nicaragüense-salvadoreña) ocupa un lugar en la caja número 990. Su legado incluye manuscritos, primeras ediciones y objetos personales, entregados por la también escritora Gioconda Belli como parte de una colaboración entre el Cervantes y el Festival Centroamérica Cuenta. En esa misma ceremonia fueron depositados los legados del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal y del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, ampliando así la riqueza centroamericana del archivo.

Estos aportes consolidan una visión integradora de la cultura hispánica que reconoce la diversidad geográfica y el peso intelectual de Centroamérica.
El legado de Roque Dalton se sumará a una impresionante constelación de figuras que han dejado su huella en la Caja de las Letras. Entre los nombres más destacados del ámbito literario figuran Francisco Ayala, quien inauguró esta tradición; los premios Cervantes Antonio Gamoneda, Ana María Matute, Juan Marsé, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska, Gabriel García Márquez (con una arqueta de tierra de Aracataca), Juan Goytisolo, Eduardo Mendoza y Luis Mateo Díez, entre muchos otros.
En el campo de la música y las artes escénicas encontramos legados tan entrañables como las zapatillas de ballet de la cubana Alicia Alonso, el manuscrito original de "Vuelvo a Granada" del cantante Miguel Ríos, o la flauta de la niñez del editor Mario Muchnik. También se conservan objetos del compositor argentino Atahualpa Yupanqui y del director de orquesta Cristóbal Halffter.
La caja fuerte no solo se nutre de artistas: científicos como Margarita Salas o filósofos como Pedro Henríquez Ureña, fotógrafas como Colita y académicos como John Elliott que han aportado piezas fundamentales de sus vidas, como el primer cuaderno de protocolos de Salas en el laboratorio de Severo Ochoa o el reloj suizo de Elliott, adquirido con las ganancias de su primer libro.

El espacio también honra a las mujeres. En los últimos años, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, se han sumado legados colectivos de figuras como Gioconda Belli, Maruja Torres, Rosa Montero, Cristina Iglesias, María Moliner y Carmen Linares, entre muchas otras. Estos aportes no solo visibilizan la obra femenina, sino que reafirman el compromiso del Cervantes con la igualdad y la memoria inclusiva.
UNA BÓVEDA VIVA
Recientemente, el Instituto Cervantes ha abierto parte de esta cámara al público mediante una exposición titulada "La mayor riqueza". Legados escogidos de la Caja de las Letras, que podrán visitarse hasta el 16 de junio de 2025. Esta muestra permite asomarse al interior de estos y conocer más de cien piezas significativas, muchas de las cuales jamás habían salido de sus cajetines.
Además, el Cervantes ha lanzado una visita virtual que permite recorrer sus casi 1,800 cajas de seguridad y descubrir sus misterios, una herramienta valiosa para acercar esta experiencia a personas de todo el mundo.
La llegada del legado de Roque Dalton a la Caja de las Letras no es solo un homenaje, es una afirmación cultural. En un mundo donde la memoria histórica suele ser disputada, el acto de preservar sus palabras en una caja fuerte del tiempo es también un gesto de resistencia frente al olvido. La poesía de Dalton, como él mismo escribió, es “una forma de ternura armada”.
A partir del 14 de mayo, esa ternura encontrará un lugar perpetuo en el corazón de Madrid, en un pequeño cajetín que resguarda no solo objetos, sino la vibrante herencia de quienes soñaron con cambiar el mundo con palabras.