Jennifer Valiente es una mujer visionaria, soñadora y multifacética. Todo lo que se ha propuesto lo ha logrado, pero es consciente de que no ha sido fácil. El camino que ha recorrido ha estado lleno de obstáculos, sin embargo, nunca se ha dado por vencida.
A sus 50 años, su nombre es muy reconocido en el arte y la cultura de El Salvador por su entrega al fomento de la literatura, el teatro y otras expresiones artísticas por casi tres décadas.
Su amplia carrera como malabarista, titiritera, animadora, actriz de teatro, dramaturga, escritora, poeta, cuentista, terapeuta, bióloga y madre le ha permitido vivir momentos increíbles y, por supuesto, ser premiada con galardones por su arduo e invaluable trabajo. Además, de tener la oportunidad de viajar por toda Centroamérica, Cuba y México.
La artista originaria de San Salvador estudió y se graduó de la licenciatura en Biología de la Universidad de El Salvador (UES), lugar donde también despertó su pasión por el teatro y la literatura.
“De hecho llego a la carrera de licenciatura en Biología por mi interés en la literatura en ciencia ficción. En la literatura de ciencia ficción, dependiendo del tema que le guste, hay muchas referencias al mundo de la química, de la biología, de la física, y con ese interés comencé a cursar esa carrera”, explicó Valiente en una entrevista con El Diario de Hoy.
Según Jennifer, cuando estaba por finalizar su carrera universitaria decidió inscribirse en los talleres de teatro que se imparten en el Alma Máter. Por lo que sus primeros pininos como actriz fue en el teatro universitario entre 1996 y 1997 bajo la dirección de Francisco Borja.
“El teatro de la UES es uno de los grandes semilleros del teatro en el país. Durante muchas décadas ahí se han formado muchas personas que hoy estamos dirigiendo, estamos actuando o que estamos produciendo”, recalcó.
Aunque la formación académica de Valiente fue en ciencias biológicas, es en el arte y la cultura donde se ha destacado. Actualmente, posee más de 25 años en las artes escénicas. Ha creado, actuado y dirigido muchas puestas en escena.
En el mismo año que debutó como actriz de teatro, también lo hizo como escritora al competir en los Juegos Florales de 1996.
“En el 96 tuve la fortuna de ganar mis primeros Juegos Florales en la rama de cuentos que fue en Chalatenango. Y a partir de ahí comencé a escribir y a actuar. En ese tiempo ya había presentado tesis y estaba trabajando ya en la parte de biología con plantas medicinales. Sin embargo, llegó a un momento donde ambas cosas demandan su tiempo y pues me incliné por el teatro”, recordó la artista.
Literatura, teatro y premios
Es una de las fundadoras de la “Bocha Teatro” (2004) y del Colectivo Taller Inestable de Experimentación Teatral (TIET, 2005). En junio de este año cumplirá 18 años de formar parte y ser la directora del elenco, que está conformado por cuatro personas, dos de ellos sus hijos, quienes también han seguido sus pasos en las artes escénicas.
“Es un colectivo donde integramos el teatro desde una perspectiva del teatro popular y también con mucha influencia de la antropología escénica. De estar haciendo teatro tengo ya más de 25 años, solo con el TIET son 18 años que cumplimos en junio de este año. Durante todo este tiempo con el TIET hemos montado alrededor de 35 piezas. Con otros colectivos quizás unas 40 o 45 piezas.”, reveló.
En su etapa como escritora, cuentista y narradora ha logrado cautivar a los lectores con sus asombrosas obras, algunas de las cuales las ha firmado con el seudónimo Harry Castell.
Entre los libros que ha publicado están: “La casa”, “Nueve hojas en el viento”, “Santa María de la espera” y “Ninpha” (O estudio entrecortado sobre lo que sueñan las cigarras). Así como “Esos cuentos que se lleva el río”, “Los gatos viajeros” y “Tres cuentos de gatos para antes de dormir”.
“Me he dedicado a escribir poesía y dramaturgia. Dentro de la parte de la dramaturgia también allá por el 2015 tuve la buena fortuna de ganar la Bienal que estaba produciendo un colectivo de mujeres escritoras que se llama ‘La Escritura de las Diferencias” y el objetivo de ellas es promover la participación de las mujeres en el área de la dramaturgia. Un texto mío que se llama ‘Ninpha’ (o estudio entrecortado sobre lo que sueñan las cigarras), fue el que obtuvo el reconocimiento y se estrenó en la Habana, Cuba”, manifestó.
Otros de los premios que ha ganado son: primer lugar en poesía en el Certamen Literario Alfonso Hernández (1996), primer lugar en cuento en el Certamen Literario Francisco Gavidia (1997), segundo lugar en cuentos en los Juegos Florales de San Salvador (1998), y el premio Espectáculo Integral para el colectivo TIET por el Festival Internacional de Teatro Clásico Adaptado, Mar Chiquita, Buenos Aires, Argentina (2017).
Pero eso no ha sido todo en la vida de Jennifer. Su misión es seguir aprendiendo de nuevas disciplinas. Es por eso que en 2016 se integró a la Asociación de Quiroprácticos y Masajistas de El Salvador para estudiar y conocer más sobre la medicina holística. Ahora se destaca como una excelente terapeuta.
Ella asegura que tener todas estas vidas no ha sido nada fácil, sobretodo, cuando se es madre de dos hijos, a quienes hay que brindarles atención, educación y amor.
Su familia no la ha abandonado en ninguna de sus facetas y siempre la han apoyado en todas sus decisiones. Ahora sus hijos, además de dedicarse a sus carreras profesionales, también han seguidos sus pasos en el teatro y comparten el mismo escenario.
“Yo he tenido la buena fortuna que mi familia me ha aportado bastante, tanto en la parte profesional como en la parte de crianza, porque el trabajo reproductivo es uno muy demandante para todas las mujeres en general, pero también es una cuestión que depende de los factores socioeconómicos de cada una. Porque no es lo mismo para alguien que tenga cubierta todas sus necesidades económicas, que tenga posibilidad de pagar a alguien que le auxilie en el cuidado de la casa y de los hijos, a aquellas mujeres que tengan que ser jefas de hogar, que tengan que aportar económicamente todo para su hogar y que, además, tengan que hacerse cargo de la parte del cuidado. Las mujeres por lo general tienen una doble o triple jornada”, afirmó.
Por último, Jennifer hizo la atenta invitación a los centros escolares del país para asistir a las funciones de “Historia del Popol Vuh” de Ricardo Lindo, y “El matrimonio forzoso” de Moliere, las cuales llegarán a los teatros nacionales de San Salvador, Santa Ana, San Miguel y el Teatro Cayaguanca de Chalatenango, entre los meses de junio y julio de este año.
Las obras están dirigidas a estudiantes de tercer ciclo y bachillerato. Más información en su página de Facebook TIET. Taller Inestable de Experimentación Teatral.
