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OPINIÓN: La belleza, algo tan relativo pero fuertemente dañina

Después de dos semanas donde los salvadoreños y el mundo clasificó entre bonitas, femeninas, válidas, no válidas y carismáticas, pregunto: ¿por qué son tan vigentes los certámenes de belleza?

Por Menly González | Nov 22, 2023- 23:04

Gran parte de mi vida he sido comparada en distintos aspectos con otras mujeres, el feminismo me enseñó que siempre va a ser más importante mi opinión sobre la de otros y que yo decido como construir mi femineidad, la percepción que otros tengan sobre mí esta en segundo plano.

Tengo una complexión de salvadoreña común, de estatura baja, piel morena, pelo negro, ojos café oscuros y rellenita, a primera vista las raíces de mis ancestros que por años las ideas colonialistas y la globalización han querido destruir con sus proyectos de blanqueamiento que imponen estereotipos de belleza no pudieron contra la herencia que refleja mi apariencia.

Es quizás que desde el valor que de mis antepasadas y que persiste hasta mi generación me expreso desde el lado de la “fealdad”, desde este colectivo que poca o nula suerte han tenido para destacar o sacar provecho en la vida de su apariencia y que han tenido que luchar, desarrollar sus otras bastas cualidades y habilidades para anteponerse a los privilegios que otras personas tienen y que hemos construido su feminidad fuera de los estereotipos y estándares, porque sí, el mundo y por ende los salvadoreños sigue catalogando en sus cánones “vintage” que es una mujer digna, bella, carismática e inteligente.

Aclaro, este no es un ataque a las 85 increíbles mujeres que durante dos semanas estuvieron cumpliendo su sueño, el de convertirse en las reinas del universo para así poder conocer el mundo, ayudar a sus familias, crecer personalmente en todos los aspectos y representar a sus países.

Esto es una crítica a la industria, a los magnates, a los gobernantes y las empresas que siguen utilizando el recurso antiquísimo de los certámenes de belleza para lucrarse de los cuerpos y los sueños de las mujeres, que siguen prometiendo una prosperidad individualista y que no aporta a las sociedad, más que para mantenernos en la fantasía, soñando con un mundo mejor en lugar de involucrarse desde esos privilegios para construir el mundo que realmente todos merecemos.

Les reprocho a ellos que siguen dominando los cuerpos de las mujeres encrudeciendo la cosificación, empoderando el machismo, la misoginia, la tránsfobia, la gordofobia y el edadismo es decir la discriminación por la edad, e imponiendo los estereotipos de lo que debe aspirar una mujer y como debe verse, dejando a un lado las desigualdades económicas y sociales abismales que impide a las mujeres cumplir sus verdaderos sueños.

Que los certámenes de belleza continúen después de 100 años de haber sido creados por los hombres del mundo anglosajón y que sigan perpetuándose en Latinoamérica no es un avance de las sociedades, es reforzar la violencia estética que en su mayoría viven las mujeres y que profundiza a través de los cánones de belleza la violencia física y la psicológica, porque sí lo que sigue ganando en estos espacios es la belleza maquillada, recuerda que para ser válida en la sociedad hay que ser bella y que esa es la única cualidad que las mujeres deben preocuparse por construir.

Este argumento es basado en el constante monitoreo que hice de los comentarios que los salvadoreños hacía las mujeres participantes en el Miss Universo, pese a que cada una de ellas poseía una historia de lucha de superación y de proyectos de iniciativa social necesarios e importantes, se debatía quien era la más bonita y la menos carismática.

Aunque Miss Nepal Jadedipika fue coronada como la reina por la mayoría de salvadoreños por su autenticidad, por otros fue criticada porque según ellos, en todos los videos ella aparecía comiendo, y aunque los colectivos de diversidad celebraban la inclusión de Marina Machete Miss Portugal y Rikkie Kollé Miss Holanda, se demostró que el país es altamente transfóbico y que la inclusión no es la palabra favorita de la gente.

Los certámenes de belleza siguen exponiendo a las mujeres y diciéndoles cómo deberían actuar, como deberían hablar y que temas si pueden y tienen la capacidad de tocar, este año pocas preguntas fueron referentes a temas políticos y de derechos humanos, como fue irónicamente el Miss Universo 2021, donde incluso la concursante salvadoreña de esa edición Alejandra Gavidia hizo una protesta gráfica sobre los feminicidios y la impunidad en el país.

Tener una posición política contundente aún es un lujo que las mujeres no podemos tener, lo dejó claro el régimen de Ortega contra la actual Miss Universo de su país, Nicaragua quien es una luchadora social que empodera la salud mental pero sobre todo, la lucha contra la dictadura.

Sheynnis Palacios fue una protesta con estilo durante el certamen, algo que claramente no le gustó a Ortega, quien según por información obtenida en redes sociales había pedido negarle el ingreso, pero al ganar la corona, no le dio alternativa más que perdonarle su imprudencia a la ahora reina del universo. Sheynnis se ha convertido en todo un símbolo de orgullo y de esperanza para Nicaragua, tanto así que se ha prohibido que su rostro sea plasmado en murales.

Así mismo, aunque el feminismo sea celebrado y sea aplaudido durante los certámenes de belleza, fuera de pantalla y de la fantasía decir "soy feminista" públicamente es mal visto en mi experiencia gran parte de mi vida he sido comparada en distintos aspectos con otras mujeres, pero el feminismo me enseñó que siempre va a ser más importante mi opinión sobre la de otros y que yo decido cómo construir mi femineidad, la percepción que otros tengan sobre mí está en segundo plano, esta es la primera vez que digo abiertamente en qué se basa mi visión de mundo.

Por lo que cuestiono, como parte del 52.9% de la población salvadoreña que somos más que la población masculina, ¿por qué seguimos permitiendo que estos negocios que no nos benefician colectivamente como sociedad más que entender que no debemos seguir conformes con nuestro cuerpo, sigan existiendo?

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