Un memorándum es un escrito sobre algo que no deseamos olvidar, que queremos mantener en la memoria, aunque es algo que ya sabemos. Con todos los acontecimientos en Europa esta semana, se ha pensado conformar un memorándum, un dossier de memorias históricas y culturales, en que se preguntará: ¿Qué es Europa? O sea, geográfica, política y culturalmente, ¿en qué consiste? ¿cuál es su forma y extensión? En breve, ¿dónde comienza y dónde termina el territorio geográfico continente y el concepto cultural de Europa? ¿Qué es Europa?
Parece una tarea en que se van a alegar asuntos obvios que no valen la pena repetir. Pero en la medida que leemos o miramos las noticias, vemos, por ejemplo, que Turquía y la República de Macedonia del Norte (norte de Grecia) han aplicado y les han sido denegadas las membresías en la Unión Europea; y la semana pasada, en medio de la atroz invasión de Ucrania por Rusia, tres naciones más (Ucrania, Moldava y Georgia) han pedido ingresar en la Unión Europea. En este marco, cualquiera necesita una definición de Europa. Aunque, por cierto, la Unión Europea no es coextensiva con la Europa geográfica en sí.
Comenzamos con el mito de la fundación de Europa como entidad. Los europeos han escogido el mito griego de que un día, una ninfa bella y joven estaba jugando con sus amigas en las playas del Bósporo, aquel estrecho de agua que separa Asia del continente que sería Europa. Al ver esta ninfa, el dios padre, Zeus, no pudo controlar sus apetitos sexuales y pasiones, asumió la forma de un bello toro blanco que salió del mar en la misma playa y convenció a la ninfa Europa a subir en su espalda. Entonces, el toro nadó hacia altamar y cruzó el estrecho del Bósporo para llegar hasta tierra, al otro lado. Continuó llevando a la ninfa cada vez más tierra adentro, donde gozó de ella sexualmente en un área que algunos historiadores de los mitos griegos identifican como el espacio geográfico que ahora
ocupa Bulgaria. Ella quedó embarazada y dio luz al primer europeo.
El tiempo transcurrió y las tribus de guerreros griegos de Europa atacaron a la refinada y rica ciudad de Troya, amurallada en la colina alta, ubicada en la península de Turquía al lado asiático del Bósporo, para recuperar a la mujer Helena, ella misma producto de una violenta violación bárbara de su madre, Leda, por el padre Zeus que, en esa ocasión, asumió la forma de un enorme cisne. Las tribus griegas del lado europeo destruyeron Troya, ciudad rica en productos de lujo provenientes del Oriente por medio de la Ruta de Seda. El antagonismo entre Europa y Asia comienza y continúa.
Sigue la historia; se formó y dividió el imperio occidental y oriental: Roma y Bizancio. Se deshizo el Imperio Romano y se formó la primera entidad parecida a un imperio europeo: el Sagrado Imperio Romano de Carlomagno, en el siglo VIII, en el centro del espacio geográfico de la pequeña península de Europa que sale de la vasta y enorme masa de tierra que es Asia. Aparece un chanson de geste (poema épico y romance en francés antiguo de ca. 1140) con el título de Le Pelerinage de Carlomagno, en el que Carlomagno pregunta a su esposa si cualquier rey es mejor que él y ella contesta que es el imperador Bizantino. Enseguida, con enojos y celos, y bajo el pretexto de un peregrinaje, Carlomagno y sus Doce Pares se van a Jerusalén, donde el patriarca da muchas reliquias importantes para la iglesia y
donde también lo declaran imperador. Eventualmente encuentran al imperador bizantino con su arado de oro (metáfora de su riqueza enorme y exagerada) y todos entran en competencias sobre quién es mejor, etc. Es un romance en el que los europeos intentan comprobar su superioridad sobre los del Oriente en Constantinopla, en la Turquía moderna al lado asiático del Bósporo. La contención en la conciencia cultural entre el mito griego de fundación y el crecimiento actual de Europa, ha continuado durante siglos.
Un capítulo tal vez desconocido en este trajín histórico es la fundación, por Vikingos de Escandinavia, en el siglo IX, del imperio de comercio internacional de Kievan Rus. Apoyado por la accesibilidad al río Volga, que conecta la región con Escandinavia y apoyado, también, por una relación cercana con las rutas de las caravanas de la Ruta de la Seda, la enorme riqueza del comercio permite el desarrollo de infraestructuras como iglesias y escuelas, además de amenidades como sistemas de tratamiento de aguas negras y muchísimas más. Este bajo el imperio de Volodymyr el Grande (958-1015), quien introdujo el cristianismo en los reinos eslavos, ahora la Iglesia Ortodoxa Oriental (Eastern Orthodox Church). El auge del Kievan Rus se dio entre los siglos IX y XIII, con la magnificencia de su cultura, heredada del imperio bizantino; brilló más fuerte que la cultura e infraestructura de Europa durante el mismo período en que París, por ejemplo, era una aldea pequeña y oscura con aguas negras en la calle.
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Varios siglos después de la fragmentación del imperio de Carlomagno, el magnífico poeta italiano, Ariosto, escribió (impreso en 1532) otro poema épico sobre Europa y sus relaciones con el Oriente, con el título Orlando Furioso, que cuenta las aventuras de un caballero italiano con nombre Orlando y una mujer bella, Angelica, quien lo seduce. Él se vuelve víctima de pasiones incontroladas de celos, a tal grado que descuida y abandona su deber de defender a Europa contra los Sarracenos Africanos. En última instancia, el poeta presenta a Orlando buscando a su amada Angélica en regiones del Occidente y del Oriente en confrontaciones con muchas confusiones de identidades disfrazadas y hasta sexuales. Eventualmente lo vemos tan descontrolado por sus pasiones que anda arrancando árboles en su furia de confusión y celos, por no poder controlarla en sus viajes zig-zag entre Oriente y Occidente.
En el siglo XVIII, las contensiones entre Europa y Asia están expuestas nuevamente en la novela Cartas Persas, publicada en 1721 en Ámsterdam (porque fue demasiado recia para recibirla sin problemas legales en Francia), por Charles de Secondat, barón de Montesquieu. Es una obra literaria que recuenta las experiencias y conversaciones de dos hombres musulmanes nobles de Persia —ficcionales—, Uzbek y Rica, quienes pasan varios años en Francia durante el reino de Louis XIV y de la Regencia. Observan y comentan sobre el gobierno, costumbres culturales como los salones. Comparan las religiones del Islam y la Cristiandad, identidad nacional, raza, relaciones entre los sexos y Francia sale no muy bien parada. De hecho, por comparación, la cultura europea descrita por los señores del Oriente, ejemplificada en Francia y comentada por Uzbek y Rica, aparece bien dudosa en las páginas de esta novela. Las contenciones entre Occidente y Oriente se resaltan nuevamente en todo su resplandor, y Europa pierde culturalmente; quedando revelada, cae por su propio peso sin que Montesquieu haga un solo comentario.
En el memorándum bajo confección, llegamos a la Revolución Industrial que irrumpe en Europa (Gran Britania) y produce riquezas tan fuertes que Britania coloniza el mundo y construye el Imperio Británico. Hasta 1901, la reina Victoria está en el trono, y el período y todo lo que produce es conocido y descrito como “Victoriano”. Simultáneamente, en la historia, se está fragmentando, en las regiones conocidas como Europa Central y el Medio Oriente: el Imperio Otomano, que es, a la misma vez, una lucha para aplastar movimientos para la formación de nuevas naciones eslavas. Estudiando la situación, el primer ministro de la Reina Victoria, escribió un panfleto que es casi desconocido ahora, pero que, en su tiempo agarró fuego e inflamaba los debates en Europa sobre las contenciones entre Occidente y Oriente de la Europa misma. Su título es “Los Horrores Búlgaros y el Asunto del Este”, con fecha de 1876. Eventualmente, el nuevo primer ministro de la reina, Benjamín Disraeli, se pronunció a favor de la independencia de Bulgaria y para que otras naciones se separaran del Imperio Otomano. Son 15,000
eslavos masacrados en sus intentos hacia su liberación. Una vez más, vemos cómo Europa es atormentada y desgarrada en su interioridad nacional por la cuestión del Occidente versus Oriente.
Muchos aspectos del debate de ese entonces, seguramente, forman parte de nuestras concepciones actuales sobre la naturaleza de estas tensiones entre Europa Occidental y Europa Oriental. Desde el rapto de Europa hasta las sangrientas luchas de liberación descritas en “Los Horrores Búlgaros”, es posible que lleguemos a la conclusión de que, Europa, no obstante su reputación cultural como cuna cultural de la civilización occidental, se vislumbre como un continente violento. En materia de fronteras entre Occidente y Oriente, siempre están cambiando y moviéndose, así como ahora. Esta semana, se observó especialmente la cuestión de fronteras; después de dos semanas de invasión
brutal y horrores humanitarios antes inimaginables en la invasión de Ucrania por Rusia y en la fanática creencia que Ucrania no es una nación, si no que tiene que formar, forzosamente, parte de Rusia.
Es lamentablemente fascinante cómo la violencia entre Europa y el Oriente ha brotado nuevamente, y una vez más, Europa se descose en violencia y ni su indumentaria moral ni política permite a Europa intervenir para parar la destrucción y salvarse a sí misma.
En una Europa fiel a sus valores, se espera que la observación y lamentación revelará, al final de cuentas, una manera de remendar el abrigo. La literatura, a veces, señala el futuro. A los rusos en el poder, se les recomienda que lean nuevamente la conclusión de la novela de la era napoleónica Guerra y Paz, de Lev Tolstoi, quien nos enseña que el Destino es más grande que cualquier vanidad y siempre tiene la última palabra.
Por el momento, la conclusión del memorándum sobre la definición de Europa puede ser este proverbio de la calle, común y corriente: “Los que no estudian la historia estarán condenados a repetirla. Mientras los que sí estudian la historia, están condenados a estar parados, impotentes, mientras todos los demás la repiten".
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LECTURA RECOMENDADA:
Harvard University. From Kievan Rus to Modern Ukraine: The Formation of the Ukranian Nation
(Cambridge, 1984).
Lopez, Robert S. The Birth of Europe (Maryland, 1967).