Han trascurrido más de seis décadas desde que la bailarina argentina Alcira Alonso aterrizó en el país para desempeñarse como maestra en la Escuela Nacional de Bellas Artes, con sede en la ciudad capital.
Fue un viaje sin retorno. Desde entonces, la exalumna del Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico de Buenos Aires se dejó adoptar por la nación cuscatleca que le concedió la oportunidad de desarrollarse como maestra y coreógrafa.
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Nacida en la capital de la República Argentina el 19 de octubre de 1927, está a solo meses de cumplir los 96 años, de los cuales 62 los entregó a la promoción y educación de la danza en El Salvador.
Uno de los cientos de alumnos que madame Alcira formó es el reconocido artista Mauricio Bonilla, quien junto a otros exalumnos de la maestra han preparado un sentido homenaje para quien despertó en ellos ese amor a la danza que cambió sus vidas.
“Hay muchas cosas qué decir y agradecer a la gran maestra de la danza Alcira Alonso… ella llegó en febrero de 1961 y desde entonces nosotros la adoptamos, la hicimos salvadoreña. Y qué bueno que se haya quedado con nosotros...” recuerda Bonilla vía Whatsapp.
El también gestor cultural está convencido de que el legado de Alonso para los salvadoreños es inmenso, en materia artística y cultural. Pues además de darle su lugar a la danza clásica en El Salvador, contribuyó grandemente en la promoción de las artes.
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Bonilla, quien se unió a su maestra en 1978, también recordó algunas de las puestas en escena que protagonizó con algunas de las talentosos exalumnos de la argentina: Flor de María Alvergue, Carmen Sequeira, Lupe Aguiluz, Lichi Rusconi, Marinela Suai, Roberto Bonilla y Carlos Orellana entre otros.
Entre las primeras producciones en las que participó figura “América, América” —en la que les acompañó el grupo Xolot—, “América Mágica”, “Un hombre” —basada en la vida de Federico García Lorca—, “Chasca” y parte del ballet romántico “Coppélia”, en la que compartió créditos con la maestra Flor de María Alvergue.
Es precisamente ella, quien migró a la vecina Honduras —donde se desarrolló como maestra de danza—, quien también recuerda muy emocionada sus días al lado de su apasionada y exigente maestra de baile.
Alvergue agradece grandemente todo lo aprendido en las aulas de la balletista argentina que adoptó la nacionalidad salvadoreña. Ella fue parte de la segunda generación y si bien conoció a Alonso en su primera infancia, fue hasta los 20 años que se incorporó definitivamente al grupo de bailarines, con los que compartió escenarios en los 70 y 80.
Alvergue no podrá estar presente en el homenaje de este domingo 9, en el Teatro Nacional del Centro Histórico de San Salvador, pero enfatiza que es en vida cuando los grandes artistas del país deben ser reconocidos y aplaude este esfuerzo liderado por Bonilla.
Otro de los artista de la danza formados en los salones de madame Alonso es Juan Carlos Hernández, quien por años interpretó el icónico papel de Drosselmeyer en la obra “El Cascanueces”.
Madame Alonso, así se refería a su maestra en clases. Él comenzó su formación a los 19 años, en 1986, después de abandonar sus estudios de medicina para descubrir el fantástico mundo de la danza. “Me alentó a incursionar en otras áreas como el flamenco y la danza española y a potencializar otra de mis aficiones como el canto. Hoy por hoy, guardo por madame Alonso un respeto infinito, un agradecimiento eterno y una admiración total, enfatizó.
Por su parte, Carmen Delgado de Sequeira, quien fue parte de las primeras alumnas de la maestra, le guarda un gran respeto y admiración a quien cinceló su talento para la danza. “La recuerdo con mucho cariño y agradecimiento por su disciplina. Fue muy estricta, muy enérgica, con deseos de hacer nuestro ballet algo especial. Llegó al país junto con el maestro ruso Sergio Unger, quien era el director de la escuela de danza y ella como subdirectora”, detalla la salvadoreña que dedicó 38 años a la danza. Actualmente, está retirada.
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En el show gratuito que se dedicará a madame Alonso este fin de semana, participarán Gracia González, Opus 503, Alfredo Rivera, Juan Carlos Hernández, Yazmín Hernández, Danza ITOE, Fundación Ballet El Salvador y el Ballet Teatro de Mauricio Bonilla.