A partir de los movimientos artísticos que se formaron durante el siglo XX, el concepto de Artes Plásticas cambió a Artes Visuales. El primero, toma en cuenta la pintura, escultura y arquitectura. El segundo es más integral, incluye la fotografía y la producción de video.
Estos artistas se dedican profesionalmente al desarrollo de las artes plásticas o visuales. Son dos elementos, donde uno se apoya en el otro en varias disciplinas artísticas. Esta fusión les permite aplicar sus conocimientos pedagógicos para hacer sus obras, como utilizar diferentes materiales didácticos y enseñar a niñas, niños, jóvenes y adultos interesados en aprender a dibujar, pintar y modelar en plastilina o barro.
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En este proceso de enseñanza y aprendizaje se toma muy en cuenta la destreza, concentración, paciencia, creatividad e imaginación. Las academias de arte como Caracol Azul ofrecen al estudiante formación pedagógica, para que los niños desarrollen su potencial creativo y trabajen en varias disciplinas.
Un artista plástico visual es un guía para los interesados en aprender a desarrollar sus capacidades artísticas. El maestro en arte, se prepara pedagógicamente para enseñar y descubrir nuevos talentos, como lo hace el artista plástico y director de la academia de pintura Caracol Azul, Gilberto Arriaza; él asegura que para estar dentro de este mundo de la pedagogía artística hay que tener paciencia y conocimiento de enseñanza.
Son procesos de aprendizaje muy interesantes.
“Feliz día niñas y niños, ahora trabajaremos con la técnica de modelado en barro o arcilla. Vamos a hacer un perrito, una pequeña escultura donde tomaremos en cuenta algunos elementos técnicos y básicos como el volumen de la figura, dimensión, ancho, alto y profundidad, solo hay que concentrarse y lo lograran”, dijo al iniciar la clase.
“Algunos niños, cuando tocan el barro por primera vez, se impactan y muestran rechazo por las características físicas del material. Se asustan por lo aguado, pero se les explica que es una tierra especial y sirve para hacer figuras en relieve y volumen, es como utilizar plastilina. Con el tiempo toman confianza e inician sus trabajos con detalles y paciencia”, aseguró Arriaza.
Es interesante ver cómo un artista plástico pone en práctica su imaginación, creatividad e inspiración a la hora de hacer y enseñar su arte. Llegué a la academia Caracol Azul y pude observar a los niños, quienes con mucha delicadeza modelan el barro o arcilla.
Este artista conceptualiza, dibuja, es pedagogo, pinta temas sociales y enseña cómo trabajar el barro. Son procesos que requieren de paciencia, práctica y concentración.
Cada aprendiz tiene su propia historia en la academia, algunos tienen 10 años y otros un año de participar en los cursos, como el caso de Francisco Soriano, conocido como “Franco”, de 8 años de edad.
Este chico tiene su propio estilo, su cabello suelto ondulado cae sobre sus ojos, se concentra y le pone alma y corazón a su figura. Levanta su mirada, me costó verle sus ojitos, porque su cabello se los tapa, y me dice con seguridad: “Este perrito que estoy haciendo con el barro me ha quedado muy lindo, se parece al perro salchicha que tiene mi tío”.
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En el lugar también está Alejandra Herrera, de 15 años, 10 de ellos asistiendo a la academia. Ella ha desarrollado su arte haciendo dibujos con arcilla o pinturas acrílicas, pero estilo anime o figura humana. Le gusta crear figuras poliformes, estas son planas, cuadradas o triangulares, que se construyen por numerosos polígonos idénticos. Todo lo hace desde su imaginación y creatividad.
El arte en la sangre
Cada artista plástico tiene su propio estilo e historia. Son críticos, analistas, pedagogos y reflexivos para ver la realidad de un país; en cada arte dejan expresados sus sentimientos.
No tienen hora de trabajo y cuando se les ocurre un tema, agarran sus pinceles, pinturas y comienzan a trabajar. Comparte sus conocimientos con paciencia y detalle, una virtud importante para Arriaza: “Desde que tenía cinco años inicié con las Artes Plásticas en la modalidad de barro. Vivía en Chalchuapa, Santa Ana; a unos 74 km de San Salvador. En mi casa abundaba el barro y cuando estaba solo hacía figuritas con mucha facilidad… descubrí que tenía la virtud de trabajar con el barro o arcilla”.
“Cuando tenía siete años de edad, me fui a vivir con mi padre, ahí descubrí que él era un escultor en madera, hacía muebles en relieve. Cada vez sentía que mi arte estaba presente en mi vida. A mis nueve años decidí ser pintor o artista visual, ahora tengo 54 años pintando”, añadió.
El tiempo pasó y el maestro Arriaza llegó a sus 15 años de edad. Terminó tercer ciclo y se trasladó a San Salvador para estudiar el bachillerato en el Centro Nacional de Artes, Cenar, en la opción de Pintura y Grabado. Para él fue sorprendente estudiar ahí porque encontró los instrumentos necesarios para crecer como artista visual.
Pero él tenía una preocupación, estaba a punto de terminar su bachillerato y el país no tenía una universidad con esa especialidad. Concluyó sus estudios y se dedicó a trabajar en la decoración de cerámica. El tiempo pasó y sentía la necesidad de especializarse en las artes visuales plásticas. Tomó la decisión de aplicar a una beca en la Universidad Nacional de la Plata de Argentina. Logró entrar y a partir de ahí inició un nuevo reto profesional.
Se graduó como licenciado en Artes Plásticas en la especialidad de Pintura y después estudió el profesorado en Artes Plásticas en la Facultad de Bella Artes; dos carreras importantes para su vida como artista. Concluyó sus estudios en Argentina, regresó a El Salvador y formó parte de los docentes del Cenar, en el área de dibujo y pintura. Con el tiempo, se enteró que la Universidad de El Salvador tenía una escuela de arte, aplicó a la docencia y pasó cuatro años en el Alma Máter.
“La vida siempre nos da la oportunidad de buscar opciones para crecer profesionalmente. Sentí que tenía que compartir mis conocimientos con niñas, niños y adolescentes, desde un punto de vista pedagógico y técnico, para formar futuros artistas”, señaló.
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Añadió: “Con tres amigos organizamos la academia en artes plásticas Caracol Azul, proyecto que se apoya con un sistema académico, científico y sistemático a los procesos evolutivos del conocimiento y desarrollo de capacidades técnicas en el campo de las artes plásticas, incluyendo la sistematización de procesos y métodos de verificación de logros”.
“Por el momento, atiendo la academia Caracol Azul y continúo desarrollando mis proyectos personales, utilizando la técnica del óleo, acuarela y dibujos relacionados a temas humanos, crítica social, cotidianos y a la autoreflexión sobre conductas humanas tales como la envidia, materialismo, el poder, creatividad, solidaridad”, detalló.
“Dentro de los temas humanísticos tengo una colección de 17 obras, relacionados al fenómeno social de la migración, donde cientos de salvadoreños buscan el sueño americano; y ocho obras relacionadas al tema del covid-19”.
“En febrero viajaré a París, Francia, para participar en una exposición de pintura”, concluyó el artista y director de Caracol Azul.