Se insiste, El Salvador tiene su gran oportunidad para el Mundial 2026: la de volver a participar en una Copa del Mundo tras aquellas inolvidables pero ya lejanas gestas de 1970 y 1982. Con los “gigantes” ya clasificados, la Selecta debería apuntar a las tres plazas y media restantes que se repartirán entre el resto de los países de la región.
Pero, a la vez, no se trata sólo de la Selecta: es un asunto de todo el fútbol salvadoreño, también de los equipos y sus dirigentes. En los últimos días se conoció una de esas noticias que no hablan bien de la salud de nuestro fútbol. Más bien todo lo contrario: Jocoro será local en Honduras en la Copa Centroamericana.
Jocoro confirmó su sede como local en Honduras
Su comunicado fue lapidario: “Las dificultades para poder realizar nuestros encuentros deportivos internacionales en los estadios de El Salvador, en donde ningún estadio cuenta con las condiciones y la aprobación de Concacaf, hemos gestionado otras sedes fuera del país”.
FAS y Águila jugarán sus partidos de local en la Copa Centroamericana en el país, pero lejos de Santa Ana y San Miguel: en Las Delicias de Santa Tecla. Mientras en el estadio Cuscatlán, símbolo de la historia del fútbol salvadoreño, los conciertos se suceden unos a otros y los partidos de fútbol parecen cada vez más lejanos.
¿Dónde jugará la Selecta? La Fesfut insiste en ese escenario, ya que “todos los entrenadores de selecciones y jugadores han pedido hacer todo lo posible por jugar allí”. En principio, en septiembre, contra Trinidad y Tobago, la sede será en el Mágico González o Las Delicias, porque la grama del maltratada grama del Cusca no estará lista para ese mes. Tan mal estamos en cuanto a escenarios, que Concacaf ha dado una prórroga hasta el 1 de agosto para la elección. Sin estadios dignos no habrá chance alguna de progresar.